CHETUMAL.- Dos cocodrilos de pantano se dejan alimentar por visitantes en la Bahía de Chetumal; huesos de pollo y salchichas fritas, ya forman parte de su dieta.
El Bulevar, es uno de los sitios más concurridos durante las tardes-noches de la ciudad, ahí la gente disfruta de antojitos muy peculiares como marquesitas, elotes, esquites y plátanos fritos.
Desde hace seis meses, tienen un nuevo atractivo, se trata de dos cocodrilos moreletii que todas las noches, muy puntuales, salen a esperar que la gente les lance comida.
Los niños lo llaman “Coqui”, y al más pequeño le dicen el “Tunquito”, ya que le falta una pata y así los menores lo identifican pronto.
Lupita, tiene seis años y desde hace dos meses, que por casualidad logró ver a uno de los dos cocodrilos, cada domingo acude junto con sus padres a la Fuente del Pescador para darles salchichas.
Efraín Centeno, uno de los vendedores que se instala en el bulevar, se dijo beneficiado de la aparición del animal.
Desde que apareció el lagarto, creo que hasta vendo más salchichas, vienen y me compran bolsas para alimentarlo, se ha vuelto un atractivo más para el bulevar, sobre todo, para los niños”, expresó.
Roger Braga González, biólogo y director del zoológico de Chetumal, expuso que no es recomendable alimentarlos, porque eso genera confianza entre el réptil y los humanos, pero el saurio nunca pierde su instinto de defensa.
Al haber esa confianza, el lagarto se va acercar al humano cuando entre a la bahía a pescar y si no le dan comida, pues va atacar causando una lesión, sobre todo, en las extremidades”, indicó.
El crocodylus moreletii, puede llegar a medir hasta tres metros de largo en la adultez y pesar hasta los 90 kilógramos.
SIPSE.-