CANCÚN.- La calle de Los Sapos, en la invasión de la Jungla, se respira tristeza, un pequeño de cinco años jugaba con su bicicleta sin supervisión de un adulto cuando cruzaba el camino de terracería fue arrollado por una camioneta de tres toneladas, el niño murió al instante.

La madre lo tomó entre sus brazos y se negaba a entregarlo a las autoridades ministeriales.

Eran las 13 horas, el señor J.A.M.C., de 55 años, se detuvo en la esquina de la calle Los Sapos y la avenida Leona Vicario, en la Región 200, para platicar un rato con Don Pancho N.

Minutos después el primero de ellos se subió a su camioneta, Ford, tipo 350, blanca, matrícula 6SXB628, cargada con escombro, y se despidió de Don Pancho, le dijo que iba a dejar el material a la siguiente calle.

El chofer avanzó algunos metros sobre la calle empedrada y al pasar frente a una tienda y vulcanizadora sobrevino la tragedia, el pequeño D.R.P.M., de 5 años, quedó con su bicicleta debajo de las llantas traseras del lado derecho de la camioneta.

Los vecinos le gritaron que se detuviera y paró su marcha, el conductor no huyó y se quedó a enfrentar su responsabilidad; la mamá cargó al bebé, entre sollozos se lo llevó a la tienda lo abrazó, quedó en shock.

El reporte preliminar de las autoridades municipales fue que el chofer de la camioneta al conducir de manera negligente colisionó con su neumático posterior derecho al menor que pedaleaba su bicicleta.

La mamá no paraba de llorar, ni le importaba que su ropa se llenara de sangre de su hijo, lo único que pedía era no separarse del pequeño, los agentes ministeriales trataban de persuadirla para que entregara el cuerpo del menor de edad.

Hasta las 17 horas, arribaron personal del Semefo y peritos para hacer el levantamiento del cuerpo del menor, el cual finalmente la madre lo entregó a las autoridades.

El conductor fue trasladado al departamento de peritos para deslindar responsabilidades, posteriormente fue puesto a disposición del Ministerio Público del Fuero Común (MPFC).

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