MÉRIDA.- Mientras el presidente estatal del PRI, Carlos Pavón Flores, tiene una agenda de visitas permanente a todos los municipios yucatecos y de contacto con la militancia y las agrupaciones filiales del tricolor, al dirigente municipal del mismo instituto político en Mérida, Jorge Sobrino Argáez, no se le ve ni en pintura.
Luego de la dolorosa derrota del PRI en la búsqueda por la alcaldía de Mérida, pero principalmente luego de que no fue designado en ningún cargo público del gobierno estatal y federal, Sobrino Argáez prácticamente ha dejado de realizar las funciones que debería hacer.
Desde el principio de su periodo como presidente del CDM del PRI en la capital del estado, Jorge Sobrino trasladó sus oficinas al norte de la ciudad (frente al Parque de las Américas) y por ende nunca despachó en la Casa del Pueblo, donde trabaja Pavón así como todas las organizaciones afines al tricolor.
Durante su gestión como diputado no tuvo un gran desempeño, y en el periodo de la campaña se limitó a acompañar a los diferentes aspirantes a cargos con sede en Mérida.
De hecho, Sobrino envió a su eterna asistente Ana María Medina Calero a las oficinas que tuvo el PRI durante la campaña a unas cuadras del Parque de Santa Ana, donde lo único que hizo la chica fue supervisar a los empleados.
Aunque fue dolorosa la derrota de Nerio Torres Arcila, más doloroso fue para Jorge Sobrino no haber sido tomado en cuenta para encabezar una delegación, secretaría o dirección en los organigramas de los gobiernos estatal o federal.
Con eso se entiende que prácticamente el PRI no le debe nada a este muchacho, y ahora que se encuentra en la recta final de su periodo como dirigente en lugar de dar “el fuá” (echarle ganas) prefiere dormirse en sus laureles porque no mantiene contacto con la militancia, mucho menos despacha en el Parque de las Américas, lugar al que difícilmente acudiría la gente humilde que viene del interior del estado.
A este novato político se le ve acompañando a unas cuantas actividades a Carlos Pavón pero nada más, porque carece de una agenda de actividades propias.
Cuando tomó protesta como dirigente municipal del PRI en Mérida el 17 de junio del 2013 (hace casi tres años) juró y perjuró que recuperaría la “joya de la corona”. Hoy vemos que no solo no la recuperó, sino que además ni le interesa esta ciudad.