PROGRESO.- Ebrios y, presuntamente drogados, el martes pasado pescadores de Frontera, Tabasco, protagonizaron un pleito en uno de los barcos en donde viven, pero no fueron detenidos porque cuando la policía llegó se encerraron en la nave, además de que el velador se negó, por miedo, a atestiguar contra ellos.
Esos pescadores tienen su base de operaciones en los muelles de Yucalpetén desde hace poco más de dos años, de donde zarpan en sus embarcaciones para la captura de mero y negrillo.
El pleito fue entre los tripulantes del barco pesquero “Sanate”, que forma parte de una flotilla de embarcaciones pesqueras propiedad de un empresario de Frontera, que las trasladó a Yucalpetén hace poco más de dos años, según pescadores de la flota mayor.
De acuerdo con informes proporcionados por pescadores y recabados en fuentes policíacas y marítimas, en los muelles de Yucalpetén hay por lo menos 10 barcos de Frontera, que los usan como su base de operaciones.
En cada barco hay de entre siete y ocho tripulantes, quienes no rentan casa, sino que viven en las embarcaciones durante el tiempo que los pesqueros permanecen en puerto, que por lo general es de una semana, tiempo que transcurre entre la descarga del producto y el avituallamiento. En altamar permanecen hasta dos semanas.
El producto que capturan esas embarcaciones, que ocupan una parte de los muelles pesqueros que colindan con las instalaciones de la unidad habitacional de la Armada de México, es trasladado a Frontera a bordo de camiones que llegan de ese puerto tabasqueño.
Los pescadores locales señalan que debido a que los tabasqueños viven en los barcos donde trabajan, durante su estancia en tierra, al estar ociosos y carecer de un hogar la mayoría se embriaga y al parecer hasta consumen mariguana y otros enervantes. Por las noches, indican los hombres de mar, los tabasqueños reciben a mujeres.
El martes, alrededor de las 10 de la noche, al calor de las copas y cuando los muelles estaban solitarios, los pescadores tabasqueños comenzaron a discutir entre ellos y luego pasaron a los golpes, el escándalo alertó a los veladores de las embarcaciones atracadas en los muelles y dieron aviso a las autoridades marítimas y policíacas.
Cuando llegaron las patrullas y uniformados para arrestar a los tabasqueños, éstos se refugiaron en sus embarcaciones y gritaron que no podían entrar los policías porque los barcos son propiedad privada y es como si estuvieran en sus casas.
Los policías preguntaron al velador que si atestiguaba en contra de los pescadores rijosos para que procedieran a detenerlos, pero el vigilante dijo que no, pues podrían tomar venganza en contra de él y luego huir a su tierra.
Debido a que no los encontraron en el momento del escándalo y el velador se negó a denunciarlos, los uniformados se retiraron.
En los muelles pesqueros el escándalo de los tabasqueños fue el tema del día, los pescadores comentaron que, se embriagan y es probable que hasta se droguen, nadie les dice nada.
También señalaron que la flotilla de barcos tabasqueño huyó de Frontera, debido a que les exigieron el pago de cuotas de protección y prefirieron salirse de ese puerto tabasqueño.

