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Mérida.- El sólido pitcheo de Armando Verdugo y la velocidad de sus lanzamientos no fueron suficientes para vencer esta tarde a los japoneses en la Final Internacional de la Serie Mundial de Ligas Infantiles de Estados Unidos, en la ciudad de Williamsport, en Pensilvania. Pero los mexicanos disfrutaron más el juego, reclamaron lo que les pareció injusto y lloraron la derrota.
En cambio, los japoneses estuvieron tensos todo el tiempo y sólo sonrieron cuando lograron imponerse a sus rivales. Eso sí, saludaron muy respetuosamente, con su característica caravana, a sus entrenadores y a los aficionados; y a sus adversarios, con el habitual choque de manos de los equipos.
El duelo prácticamente se centró entre los pítchers Kabu Kikuchi y Armando Verdugo, quienes poncharon a 10 enemigos cada uno y aceptaron 4 y 2 hits, respectivamente, en un partido que debía ser de seis entradas, pero que se definió en extra innings.
Al final de la sexta, el jardinero mexicano Ernesto Ríos atrapó con facilidad un pelotazo dirigido a su zona, para el out obligatorio, pero mientras corría, cuando sacó la pelota de su guante, la dejó caer, lo que permitió al ompáyer decretar el “safe”.
De inmediato, los entrenadores mexicanos pidieron “tiempo fuera” para hablar con el jefe de los ompáyers, mientras las cámaras de televisión captaban a un inconsolable Ernesto Ríos, que era reconfortado por sus compañeros.
Los ompáyeres dialogaron entre ellos. Por un momento, pareció que decretarían el out, pero reiteraron el “safe” y el reinicio del juego. Los jovencitos mexicanos seguían protestando. En la cara del pítcher mexicano se veía la contrariedad. Otra vez, el entrenador mexicano pidió “tiempo fuera” y se acercó a sus muchachos para animarlos. “No pasa nada, socio”, se alcanzó a escucharle decirles.
Entonces Verdugo regaló una bola buena al siguiente turno al bat, solamente para que su jardinero izquierdo la recogiera a tiempo para lanzarla a la primera base en un out de justicia, lo que fue muy aplaudido por los aficionados mexicanos presentes en el estadio Howard J. Lamade.
En el servicio mexicano de la séptima entrada, el nerviosismo. El pítcher aceptó su primer hit de toda la tarde y los japoneses colocaron a dos de los suyos en primera y segunda base. Y luego, el cátcher perdió la pelota y Japón logró la casa llena. Otro hit aceptado y Yugo Aoki anotó la solitaria carrera de ventaja para el 1-0, ante el desconsuelo de los mexicanos.— Jorge Cauich Toledano