ABC.ES.- Como es natural, la tragedia del vuelo 4U9525 de Germanwings ha reavivado la preocupación de los consumidores en materia de seguridad. Los datos recogidos por el Bureau of Aircraft Accidents Archives señalan, no obstante, que la cantidad de accidentes aéreos ha ido reduciéndose regularmente durante las últimas décadas, a pesar de que al mismo tiempo aumenta el número de vuelos en circulación.
Así, en 2014 se produjeron 120 accidentes, cifra que contrasta con los 347 registrados en 1978. Con todo es evidente que, más allá de las estadísticas, mientras haya desgracias habrá motivos para buscar maneras de evitarlas.
Es por eso que en el futuro presenciaremos mejoras en los aviones de pasajeros que tomamos con una frecuencia cada vez mayor, pensadas y desarrolladas para garantizar nuestra tranquilidad en el aire.
Algunas de ellas nos las avanza el blog Fast Company. Y una de las que seguramente llamará tu atención es NextGen, un ambicioso proyecto financiado por el gobierno estadounidense que pretende cambiar radicalmente el concepto actual de rastreo del tráfico aéreo.
El control ya no se realizará a través de radares en tierra, sino utilizando sistemas de GPS por satélite mucho más precisos.
La mala noticia es que, pese a que su implementación estaba prevista para 2025 y contaba con un presupuesto de 40.000 millones de dólares, tanto los plazos como el gasto se han disparado y actualmente es difícil saber a ciencia cierta cuándo empezará a utilizarse en todo el mundo.
Una parte del programa que sí se está introduciendo en vuelos transoceánicos, tanto en Estados Unidos como en Europa, es la vigilancia dependiente automática (ADS).
Vía enlace de datos, esta técnica proporciona a las torres de control la identificación de la aeronave, su posición e incluso la intención del vuelo; sin necesidad de intervención de los pilotos para que esta información se transmita.
También ha comenzado el uso de motores inteligentes, que podemos incluir en el conocido concepto de «Internet de las cosas». Algunos modelos de motores de avión ya contienen sensores que permiten monitorear su estado desde tierra de forma constante.
Se utilizan sobre todo en tareas de mantenimiento, porque son capaces de detectar fallos y deterioro en las piezas antes de que afecten al funcionamiento de la nave. Incluso pueden alertar sobre incidencias durante el vuelo, algo que permitirá reaccionar y aplicar soluciones más rápida y eficazmente.
No podemos olvidar que no todas las desgracias se producen por fallos mecánicos. El 11 de septiembre de 2001 se dispararon alertas que deben mantenerse en activo para evitar nuevos ataques terroristas; y la tecnología también puede ser útil en este sentido.
La Interpol está desarrollando un programa para permitir a las compañías aéreas acceder a su valiosa base de datos sobre pasaportes robados, algo que incrementará considerablemente las posibilidades de localizar a los criminales antes de que puedan colarse en vuelos comerciales.