MÉRIDA, Yucatán, miércoles 06/04/22.- El sobrepeso y la obesidad son un problema de salud en México y aumentan el riesgo de padecer enfermedades crónicas, como la diabetes mellitus, cardio y cerebrovasculares, síndrome metabólico, osteoporosis, artritis y diversos tipos de cáncer, manifestó el endocrinólogo Valentín Sánchez Pedraza, vocero de la Federación Mexicana de la Diabetes.
“La calidad de vida de la persona que padece sobrepeso u obesidad se ve afectada y el riesgo de mortalidad se incrementa”, alertó el especialista.
En entrevista exclusiva en el marco del Día Mundial de la Salud, que se conmemora cada 7 de abril, el especialista aseguró que 7 de cada 10 adultos viven son sobrepeso u obesidad en México.
En la población joven de 30 a 39 años de edad, el 39 por ciento tiene obesidad y un 42 por ciento sobrepeso.
“No es alarmante por el hecho que la persona tenga un incremento en el porcentaje de grasa o en el peso, sino porque está asociado a complicaciones crónicas”, aseveró.
Actualmente a la obesidad se le considera “una enfermedad crónica” y su tratamiento debe ser integral, ya que intervienen muchos factores, como la alimentación y el genético”.
La población mexicana tiene 55 por ciento de riesgo para tener sobrepeso u obesidad “y esa parte genética no la podemos modificar, ya se tiene predisposición. Los factores ambientales juegan un papel importante en el organismo que de alguna manera está programado para incrementar un porcentaje de grasa”.
La alimentación y el sedentarismo son factores ambientales, pero también hay aspectos de tipo social y psicológico que juegan un papel importante para que se presente la enfermedad y altere la regulación del apetito que no tendría nada que ver con la alimentación, simplemente hay una alteración bien definida de la persona que vive con sobrepeso y obesidad.
No se trata que el paciente o la persona quiera consumir más alimentos, quiere decir, que la zona del cerebro que se encarga de regular la ingesta de alimentos sufre un desequilibrio.
Además, existe mayor actividad en una parte del cerebro que tiene que ver con los antojos o con la gratificación para comer y entonces, cuando queremos contrarrestar el problema de obesidad hay que tomar en cuenta todos esos factores.
Para el vocero de la Federación Mexicana de la Diabetes, parte de la educación será importante para aprender a leer etiquetas y tener una alimentación balanceada prescrita por un nutriólogo.
“La actividad física también debe ser programada e individual, dependiendo de las características de cada persona y debe estar evaluada periódicamente por el endocrinólogo o especialista en obesidad, que podrá integrar un equipo para tratar al paciente con sobrepeso u obesidad”, aseveró.
Todo dependerá del tipo de complicaciones que presente la persona que vive con sobrepeso u obesidad, algunos requerirán la valoración del cardiólogo, nutriólogo y psicólogo, “porque la terapia cognitiva-conductual es algo importante para dar seguimiento a largo plazo”.
El plan de alimentación y la actividad física sí van a generar una reducción de peso, pero será en las primeras ocho semanas.
El problema no son esas ocho semanas, sino después, cuando se empieza a generar otra ganancia de peso, que la población llama “rebote”.
El rebote no significa que la persona no quiera llevar a cabo el plan de alimentación, sino que el organismo cuando ya tiene un peso habitual, el cerebro capta eso como punto de equilibrio y cuando tenemos una pérdida de peso el cerebro hará todo lo posible por recuperarlo.
Entonces, después de esas seis u ocho semanas en que la paciente o la persona bajó de peso, se incrementa el apetito y disminuye el metabolismo, pero eso no significa que la persona por voluntad propia quiera comer.
“Es algo que el cerebro envía al organismo y aquí será importante el seguimiento del especialista, para tener el beneficio en la reducción de complicaciones, no nada más se requiere bajar de peso seis u ocho semanas, sino mantener esa reducción a largo plazo”, explicó.
El endocrinólogo Valentín Sánchez Pedraza manifestó importante considerar el tratamiento farmacológico.
Actualmente hay medicamentos que actuarán en el cerebro en la parte que regula el apetito y los antojos “y obviamente tendrán que hacer una evaluación periódica como cualquier enfermedad crónica, como hipertensión arterial Y diabetes”.
El especialista debe dar seguimiento al tratamiento de la persona que tiene sobrepeso u obesidad.
–Doctor, ¿la obesidad es una enfermedad crónica que está muy subestimada?
–Efectivamente, hasta hace poco se le comenzó a dar importancia a la obesidad como una enfermedad crónica, ya que antes se pensaba que era como algo de moda o incluso se le consideraba como cuestión estética –precisó.
El especialista en Endocrinología reveló que se empezó a documentar la enfermedad y se detectó que existe una alteración en el organismo que genera un desequilibrio en cuanto a la regulación del apetito y se le asocia con otras complicaciones importantes, como diabetes e hipertensión.
Con todo eso se le presta atención a la obesidad y se enfatiza que se trata de un mal crónico que requiere seguimiento de un especialista.
–¿Podría hablar un poco más sobre la farmacología para combatir la obesidad?
–Actualmente hay tratamientos aprobados, como métodos a largo plazo y eso es importante porque la obesidad es una enfermedad crónica –indicó.
Sánchez Pedraza agregó que en México hay tres medicamentos aprobados: uno disminuye la absorción de grasa por el intestino y eso favorece una reducción de 5 a 10 por ciento del peso corporal.
Otros medicamentos actuarán en la regulación del apetito a nivel cerebral.
“Van y le informan al cerebro que la persona ya está comiendo y empezará a dar saciedad, el intestino se vacía más lento y de esa manera favorece la reducción de peso, es un fármaco aprobado a largo plazo”, aseguró.
El tercer fármaco y más reciente es una terapia que trae un doble medicamento que actuará específicamente en el cerebro, en la parte que tiene que ver con la regulación del apetito, pero también en la de los antojos.
El nuevo medicamento, que salió al mercado en septiembre u octubre del año pasado, actuará sobre esas dos áreas del cerebro para regular el apetito.
Se aprobó a largo plazo como reductor de un 5 a 10 por ciento del peso corporal y se demostró a través de estudios y ensayos clínicos mayor beneficio y seguridad para quien la consume.
“Creo que es importante que cuando evaluamos y valoramos a una persona que vive con sobrepeso u obesidad se le explique que sólo reducirá de 5 a 10 por ciento y con esas cifras se logra tener un impacto en las complicaciones crónicas para que no aparezcan o para que no progresen”, aseveró.
El tratamiento farmacológico se recomienda en quienes tienen sobrepeso u obesidad y además alguna complicación, como la diabetes, hipertensión y colesterol alto.
–¿Cuál sería el llamado a la población de México y Latinoamérica este Día Mundial de la Salud?
–Creo que es importante concientizarnos sobre la importancia de la prevención. La medicina preventiva es algo que tenemos que adoptar, porque habitualmente acudimos al médico cuando nos sentimos mal o estamos enfermos. Pocas veces se acude porque se quiere prevenir, cuando menos debemos realizar un chequeo dos o tres veces al año y sería recomendable analizar el estado nutricional con un médico –manifestó.
Lo único que se tiene que hacer es medirse, pesarse y checar la circunferencia de la cintura, pero también es importante hacerse estudios de laboratorio para saber cómo está el azúcar, colesterol y medirse la presión arterial que son las enfermedades crónicas más importantes en México.
Sin embargo, el vocero de la Federación Mexicana de la Diabetes aseguró que aunque la población tenga enfermedades crónicas se puede tener una mejor calidad de vida “si las atendemos, porque la reducción de peso está asociado con mejor calidad de vida”.
“Si tomamos conciencia de la importancia de la medicina preventiva podríamos cambiar la historia de las enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus y alteraciones oncológicas que son las principales causas de mortalidad en México”, aseveró.