WASHINGTON, martes 27/04/21 (EFE).— El orden ha vuelto a la Casa Blanca en los cien primeros días de Joe Biden, un presidente cuyo pragmatismo y discreción le han deparado un comienzo más productivo que el de sus predecesores, aunque no ha podido cumplir por ahora su principal promesa: unir a un país profundamente polarizado.
Biden, cuyo centésimo día en el poder se cumple pasado mañana jueves, asumió su cargo en los estertores de uno de los sucesos más graves de la historia de Estados Unidos, un asalto al Capitolio espoleado el 6 de enero por el entonces mandatario, Donald Trump, que envenenó a sus seguidores con la mentira de que le habían robado las elecciones.
En su discurso de investidura el 20 de enero, Biden pidió apostar por la “unidad” y dejar atrás la “guerra no civil” entre demócratas y republicanos, pero casi tres meses después, en marzo, el 74% de los votantes conservadores seguían sin reconocerlo como ganador legítimo de los comicios, según una encuesta de “The Economist”.
“El clima político en Estados Unidos está tan dividido como antes de las elecciones (de noviembre), sin prácticamente ningún indicio de cooperación bipartidista en grandes iniciativas”, dijo a EFE una profesora de Ciencias Políticas en la Universidad Chapman de California, Lori Han.
Esa polarización ya no absorbe todo el oxígeno de Washington como ocurría durante la era Trump, pero sigue asomando la cabeza en los debates sobre la inmigración, las restricciones al voto, el racismo y la brutalidad policial o las vacunas contra el Covid-19, entre otros temas.
Sin embargo, Biden ha disfrutado de algo parecido a una luna de miel en sus 100 primeros días, un periodo que suele usarse en Estados Unidos para medir el éxito de un presidente justo después de llegar al poder, cuando su capital político es mayor.
La fijación del país por los 100 primeros días proviene del gran referente político de Biden, Franklin Delano Roosevelt (1933-1945), un mandatario que, como él, llegó a la Casa Blanca en un momento de profunda crisis e impulsó grandes reformas sociales.
Al contrario que Roosevelt, que gobernó con amplias mayorías demócratas en el Congreso y aprobó 15 leyes en sus tres primeros meses, Biden ha tenido que lidiar con un Senado donde la oposición republicana controla la mitad de los escaños, y una Cámara Baja donde el dominio progresista es mínimo.
Ese contexto no ha evitado que Biden se anote un gran logro legislativo en sus 100 primeros días: un paquete de estímulo económico de 1.9,000 millones de dólares que incluyen medidas para recortar a la mitad la pobreza infantil.
La crisis migratoria en la frontera con México se ha convertido en el mayor dolor de cabeza de sus primeros 1999 días, y ha dado una idea de las dificultades que puede tener Biden para gestionar problemas cuando los vientos políticos no soplan a su favor, como ha sido el caso con la pandemia y la economía.