MÉRIDA, Yucatán, martes 23/03/21.- Nada justifica la agresión, los daños y la conducta violenta del subdelegado de la PROFEPA Erick Eduardo Rosado Puerto, ni que su mujer lo haya dejado por otro, ni lo justifica en cualquier otro caso de ataque a una mujer.
En su cuenta de Facebook, Gabriela P.R. trató de defender al subdelegado, pero lo que logró fue exhibir la vida íntima de la afectada, Lilia T.A., y la acusó de supuestos delitos. Aunque lo que Gabriela dice sea cierto, Rosado Puerto cometió varios delitos -daño en propiedad ajena, sustracción de un automotor y amenazas-, y debe pagar por ellos.
Se entiende la rabia, el coraje y la furia del subdelegado, pero NO SE JUSTIFICA su actuar, porque debió controlarse y actuar con apego a la ley y con respeto a una mujer. Mérida sería un caos de violencia si cada marido reaccionara de la forma en que lo hizo este funcionario, ya que en esta ciudad son frecuentes las infidelidades, los divorcios y demás problemas entre parejas.
Gabriela dice que Lilia se fue de la casa de su ex esposo y se llevó dinero en efectivo de las colegiaturas de sus hijos, además de alhajas y otros bienes, incluido el auto que le “quitaron” el cual era de su hija.
Gabriela debió denunciar el robo ante las autoridades, para que se investigue, de lo contrario acusa sin probar y caería en difamación.
Aunque sea cierto todo lo que dice Gabriela, no nos consta, NADA justifica la cobarde agresión del subdelegado, quien cometió varios delitos.
Ayer publicamos que, violento e irracional, el subdelegado jurídico de la PROFEPA le robó un auto a su ex esposa, el segundo vehículo que le sustrae, e intentó golpear a la mujer, a quien amenazó e insultó, además de que daño un auto estacionado cerca de la casa de su ex pareja, en Chenkú.
El miércoles anterior, en horas de la noche, una persona ajena -al parecer empleado de Rosado Puerto- llegó a la puerta de la casa donde vive la ex esposa, abrió el auto Attitude de la hija de ambos, lo arrancó y se lo llevó.
Cuando el vehículo se retiraba, la ex esposa L.T.A. salió a la puerta y para su sorpresa, un BMW de lujo se detuvo frente a ella y del auto descendió Erick Eduardo, quien cual bestia irracional, acompañado de otro sujeto, se plantó de frente a la mujer e intentó golpearla; le gritó, la insultó y la amenazó de muerte si lo denunciaba.
Antes de retirarse, el iracundo funcionario federal sacó un objeto contundente de su coche y golpeó otro auto que estaba estacionado y le rompió el medallón, un faro y le causó varias abolladuras.