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MÉXICO.- Rachel Gow, de 29 años, trabajaba como administradora de un hospital en Lancashire. Creyó que su vida no iba por buen camino y que otros familiares estaban en una mejor situación que ella, explicó un artículo del diario británico Metro.
Debido al temor de que su novio Anton Tsvarev, de 30 años, la dejara, la joven se despidió de él enviándole un mensaje de texto donde le deseaba “lo mejor en su futuro” y luego se suicidó en la casa.
Según la investigación de su muerte, sus problemas comenzaron en 2011 luego de que su madre muriera de cáncer a los 66 años. Un testimonio leído en la corte señala que, luego que su progenitora falleciera, Rachel “pasó por un período de independencia. Conoció a Anton y ambos estaba muy felices”. Entonces él se fue a vivir con ella y, aunque tuvieron problemas como todas las parejas, ella quería casarse.
Ambos habían planeado visitar Italia y Las Vegas cuando ella cumpliera 30 años en enero pasado, pero la relación se volvió inestable y ella comenzó a visitar a un psicólogo en septiembre pasado.
El novio de la joven declaró ante el tribunal: “Su cumpleaños número 30 y el mío, además del aniversario de la muerte de su madre, fueron cosas que la presionaron emocionalmente. Ella sentía que no estaba en el lugar que debería de estar, ya que afirmaba que debería estar casada y con hijos y que sus hermanas tenían una mejor vida”.
El forense Richard Taylor informó que, en noviembre, la joven comenzó a comprar lo necesario para matarse, a pesar de que en ese momento pasaba por una mejor situación en el aspecto laboral.
Una mañana, Rachel discutió con Anton luego de que vio algunos mensajes de texto en su teléfono. Él contó al juez que no eran nada extraordinario pero que luego se desató una discusión. El hombre salió a casa de un amigo y cuando volvió por la noche encontró a Rachel en el piso. Aunque intentaron revivirla, la mujer fue declarada muerta en el lugar.
Exámenes del forense mostraron que la joven murió de hipoxia como resultado de la inhalación de helio.
INFOBAE.-