MÉRIDA, Yucatán, lunes 22/12/25.- La culpa no es del indio, sino del que lo hace su compadre: Un poco de dinero y fama marean a la platanera diputada chairomorenaca Clara Rosales, quien presume que es fan de chorlito de Bad Bunny.
Mi perro ladra más bonito que ese sujeto: Quien escucha a Bad Bunny NO sabe nada de música, de canto, ni de voces… lo mismo escucha croar a un sapo que los balbuceos de este gaznate.

Bueno, pero volvamos a la platanera: Política pública sin presupuesto es demagogia y es vil populismo, como el que recetan la 4T y sus integrantes.
Eso fue lo que sucedió con la incongruente diputada tabasqueña Clara Rosales, quien se negó a que sea obligatorio destinar al menos 0.3 por ciento del Presupuesto de Egresos a la atención del autismo en Yucatán.
La propuesta se planteó en la sesión de comisiones para aprobar el dictamen de la Ley de Autismo, se votó y hubo un empate. La platanera tabasqueña Rosales tenía voto de calidad para desempatar y lo hizo, pero votando en contra de que se le asigne tal presupuesto a la atención del autismo.
Es obvio que lo que la pase a los yucatecos le importa un comino, pues ella cuando termine su diputación en cualquier momento se larga a su tierra, donde no se quedó porque ahí no tiene lo que esta bendita tierra de paz le da a ella y a muchos otros plataneros.
Sin embargo, la cosa no paró ahí, pues para aumentarle una raya más al tigre de sus incongruencias, “Clarita” se lanzó al concierto de Bad Bunny en la Ciudad de México, en la zona más costosa con un precio de 12 mil pesos por boleto y obvio que no viajó sola.
El problema no es que asista al mencionado concierto, el problema es que su partido pregona la austeridad y la justa medianía: Vivir con 200 pesos en la cartera.
Encima, la platanera se fue a ver al balbuceador Bunny en momentos en que criticó un supuesto aumento de cobro de derechos del Ayuntamiento de Mérida a tianguistas y comerciantes fijos y semifijos, para lo cual usó el ya conocido y desgastado discurso de Morena de primero los pobres.
Para echarles en cara a esos pobres que son clientela electoral, presumió que estuvo en el concierto del conejo malo en una zona carísima y en buen lugar, y hasta escribió:
“Ser joven en política es no dejar de serlo. Es no ocultar quién soy, que me gusta divertirme y que me encanta badbunny”.
Pobre… si te gusta ese sujeto no sabes de música y eres farol… hasta Chico Che era más chingón que este balbuceador… será que ha oído hablar de Vivaldi, Beethoven, Mozart, Bach…
Le faltó decir que le gusta farolear en redes, como a muchos de la 4T.


