PROGRESO, Yucatán, martes 25/11/2025.- “No quiero regresar porque me regaña y me pega con manguera”, decía entre llantos un niño de ocho años que ayer huyó de su domicilio en el fraccionamiento Flamboyanes de Progreso y se refugió en casa de su abuela y su tía, en el puerto.
Lamentablemente los policías que acudieron en busca del menor, reportado como desaparecido por su madre, cumplieron el “protocolo” y entregaron el niño a la maltratadora mientras que en el aire quedó si el DIF Municipal tomará cartas en el asunto.
Tras propinarle una golpiza, el niño huyó de la casa, subió a un autobús y se dirigió a casa de su tía, donde también vive su abuela. No son solamente las palizas, el maltrato incluye que no lo lleven a la escuela y que no haya comida en la casa. El papá, ausente por días en alta mar, no se da por enterado de los maltratos.
Al ver que el menor no estaba en la casa de Flamboyanes, la madre denunció su desaparición y la policía del puerto montó un operativo de búsqueda, que incluyó revisiones en baldío y otros sitios, hasta que llegaron a la casa de la tía en Progreso.
“No quiero regresar me pegan con manguera”, les dijo el pequeño a los policías. Igual expresó que ya no quiere que lo regañen tanto y quiere ir a la escuela.
De nada sirvieron sus súplicas, los policía lo devolvieron a la casa de las torturas, con quien es su verdugo, pero que en realidad debería ser quien lo cuide, lo ayude a crecer y haga de él un buen ciudadano.


