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El Issstey quebrará en 2028, por la contrarreforma, advierte Roger Torres, diputado del PAN

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MÉRIDA, Yucatán, sábado 25/10/25.- El Issstey quebrará en 2028 porque la 4T mandó al caño a los trabajadores y, en una medida políticamente atractiva y rentable, pero financieramente suicida, tomó una decisión, pero financieramente insostenible.

El coordinador de la bancada panista del Congreso del estado, Roger Torres Peniche advirtió que esta contrarreforma no sólo afecta a las generaciones futuras, sino también a las presentes, porque si el ISSTEY colapsa financieramente no habrá discurso ni reforma jurídica que pueda salvarlo.

En su intervención ante el pleno, ayer viernes cuando la maquinaria levantadedos y borrega aprobó la contrarreforma del Issstey, el ex secretario de Desarrollo Social expuso el panorama desolador que le espera a los trabajadores, quienes dentro de tres años se quedarán sin nada.

AQUÍ SU INTERVENCIÓN COMPLETA:
Cuestionar esta llamada “contrarreforma al ISSTEY” no es un acto de oposición caprichosa, es un acto de responsabilidad.

Responsabilidad con las finanzas públicas, con las generaciones de trabajadores activos y, sobre todo, con el futuro mismo del Estado de Yucatán.

La realidad financiera que no se puede ignorar

Los propios informes técnicos muestran que esta contrarreforma abriría un boquete financiero que agotaría la liquidez del Instituto antes de 2028, dos años antes de lo que se había proyectado incluso en los escenarios más pesimistas.

Recordemos que, en 2019, el ISSTEY contaba con $555.9 millones de pesos en recursos líquidos, $667.38 millones en inversiones, y una reserva territorial valuada en más de $3,300 millones de pesos. Y hago referencia a los números de esta fecha porque son las únicas cifras que son publicas, pues la Comisión que estudio este dictamen nunca recibió información alguna económica para valorar la viabilidad financiera de la propuesta y que puedan actualizar estos datos.

Sin embargo, esos recursos no son eternos ni pueden usarse para pagar pensiones: su función es preservar el patrimonio institucional y no financiar un esquema deficitario.

Con base en estudios actuariales se advirtió que, sin la reforma de 2022, la liquidez del Instituto se agotaría en 2030. Ese es un hecho matemáticamente fundado y documentado.

Hoy, con esta contrarreforma, ese escenario se adelanta peligrosamente dos años.

Una medida políticamente atractiva, pero financieramente suicida.

Lo que se presenta como una “corrección constitucional” es, en realidad, una decisión políticamente rentable pero financieramente insostenible.

Se utiliza el fallo de la Suprema Corte como pretexto para revertir medidas responsables que habían buscado garantizar la supervivencia del sistema de pensiones.

Pero la Corte nunca ordenó comprometer la viabilidad financiera del ISSTEY.

Pidió corregir lo que consideró excesos, no reabrir el déficit.

Esta contrarreforma rompe el delicado equilibrio entre los derechos presentes y los derechos futuros.

Y sin equilibrio, no habrá derechos que proteger dentro de unos años.

El discurso oficial habla de “justicia social”, pero confunde justicia con populismo.

Revertir medidas de sostenibilidad sin un plan de financiamiento no es justicia: es irresponsabilidad.

No se presenta una sola corrida financiera, ni una sola proyección de reservas o de flujo de efectivo que respalde esta iniciativa.

No hay mención de nuevas fuentes de ingresos, no hay previsión sobre el impacto en el déficit anual, ni un plan estatal de aportaciones extraordinarias.

Es mas, no fueron capaces ni la Secretaria de Finanzas, ni la Dirección general del ISSTEY de comparecer ante la Comisión Dictaminadora para informar el estado económico que tiene hoy la institución y el impacto inmediato y futuro de esta reforma.

Fueron convocados y se negaron a asistir, nadie se atrevió a dar la cara para asegurarle de frente a los trabadores del estado que con esta reforma el Instituto no esta en riesgo, que sus pensiones están seguras.

El dictamen se limita a derogar lo impopular, pero no a resolver lo estructural.

A menos que tengan otros datos, a menos que no exista un déficit en el ISSTEY y sí, existan los recursos suficientes.

Entonces y el discurso de que las administraciones anteriores lo quebraron, donde queda, o en un año esta administración ya saneo milagrosamente las finanzas de la institución.

No solo las generaciones futuras son las afectadas, se afecta a las generaciones presentes.

Si el ISSTEY colapsa financieramente, no habrá discurso ni reforma jurídica que pueda salvarlo.

El Estado tendría que absorber pasivos que pondrían en riesgo las finanzas públicas estatales y comprometerían recursos destinados a salud, educación y seguridad.

En pocas palabras: una bomba de tiempo fiscal que afectará a toda la población.

Eliminar, sin proponer un mecanismo compensatorio es como quitar el cinturón de seguridad porque aprieta, sin entender que su función es evitar la muerte.

A la bancada del PAN Yucatán no solo le gustaría que se restituyan todos los derechos adquiridos, también queremos como pidieron en sus comparecencias los líderes sindicales, como Jervis García, Alejandro Chulim, Luisa Martín y Marcelino Puc.
A- Un bono de retiro equivalente a 150 veces el salario mínimo a cada trabajador que se pensione o se jubile.
B- La reserva de aportaciones cuando un trabajador sea separado del servicio con posibilidad de ser recontratado.
C- Fijar un solo tope en el cálculo de la pensión.
D – Unificar el porcentaje del incremento anual de la pensión.
E- Regresar el salario de cotización vigente a la fecha de jubilación y se actualice de acuerdo al índice nacional.
F- Recuperar el derecho a cesantía que se pueda cobrar el 50% de las aportaciones ordinarias.
G- Congelar cuotas del ISSTEY indefinidamente.
H- Creación de régimen voluntario de cotizaciones
O como pidió Elvira Caamal Vázquez, para los trabajadores del Colegio de Bachilleres que entraron antes del 2004, poder recuperar sus años de servicio.

Y saben que. Ninguna de estas peticiones que son la parte medular de su lucha sindical, están aquí en este dictamen.

Es más, también debería de considerarse que todo lo que se haya cobrado y se haya declarado inconstitucional que también sea restituido a los trabadores de manera constante, sonante y expedita. Y tampoco está en el dictamen.

Sí existe la suficiencia presupuestal, sí las finanzas del ISSTEY son sanas, si los recursos económicos son suficientes, que se les concedan sus legítimas solicitudes.

Pero el problema es precisamente ese, no es un asunto de leyes, es de finanzas, es de viabilidad económica.

Porque prometer lo imposible es, en los hechos, una forma de engaño institucional.

Hoy, votar a favor de esta contrarreforma puede sonar popular, pero mañana, cuando el Instituto no pueda pagar las pensiones, ese voto será recordado como una irresponsabilidad histórica. Y ese mañana es literal, no es demagogia.

Seguramente esta iniciativa contara con el voto de una mayoría que estará llevando al colapso el sistema estatal de pensiones y también las finanzas del estado en muy corto plazo.

Por lo que me permito pensar en voz alta: Si yo pudiera decirles a los derechohabientes del ISSTEY que ya tengan las condiciones para su jubilación y no lo habían hecho, háganlo lo más pronto posible háganlo mañana, Ustedes no tienen la culpa aunque serán los directamente afectados de lo que hoy parecen ser los beneficiados.

Nosotros votaremos por proteger el futuro de los trabajadores y las finanzas del estado.

Porque defender a los trabajadores no es prometer lo imposible, sino garantizar que el sistema que los protege no se derrumbe.

Porque no hay peor engaño que hacerle creer a la gente que sus derechos están seguros, cuando las cifras dicen lo contrario.

Y porque, más allá de las ideologías, un sistema quebrado no le sirve a nadie.

Los yucatecos merecen un sistema de seguridad social justo, viable y duradero, no un discurso populista que comprometa su futuro.