TIZIMÍN, Yucatán, lunes 28/07/25.- El alcalde Adrián “CaraBobo” Quiroz Osorio convirtió El Cuyo Beach Festival en un auténtico botín personal: Vendió todo el licor que pudo, sacó a artesanos y dio permisos a foráneos, cobró cuanto permiso se le ocurrió, y colocó alcoholímetro.

Pero eso sí mi Grillo, este alcalde, al que bien le podríamos decir #BurroRata (por bruto y ladrón) gastó en cosas sin importancia, con cargo a la Comuna, pero las ventas fueron para sus bolsillos, es decir los gastos los pagó el Ayuntamiento, pero las ganancias fueron para la bolsa del alcalde morenista.

Desde el puerto de El Cuyo, hasta donde viajó nuestro fiel y veraz informante, y de pasó se “zampó” sus cervecitas, nos hizo un recuento del robo descarado del alcalde #BurroRata.

Mi Grillo, mientras las calles de Tizimín continúan plagadas de baches, el alumbrado público falla en varias colonias y a los trabajadores del Ayuntamiento se les sigue aplicando descuentos salariales injustificados, el alcalde #BurroRata o CaraBobo tiene otras prioridades, como convertir al puerto de El Cuyo en una cantina al aire libre.

Durante el reciente Cuyo beach festival, el Ayuntamiento no escatimó recursos públicos para montar un evento sin planeación, sin logística, y sin un verdadero beneficio para la comunidad.

MEGACANTINA: Lo que prometía ser un festival familiar, terminó convertido en un expendio masivo de alcohol, con la propia administración municipal como protagonista en la venta de cerveza, desplazando así a los pequeños comercios locales que todo el año esperan estas fechas para generar ingresos.

Más grave aún fue la total exclusión de los artesanos del puerto, quienes no recibieron espacios para ofrecer sus productos, de modo que les negaron una de las pocas oportunidades anuales para mostrar su trabajo y ganarse el sustento, lo que causó molestia y decepción entre los habitantes del puerto, precisó nuestra fuente.

Lo irónico, agregó nuestro veraz informante, es que esta administración, que en su momento criticó al gobierno anterior de Pedro Couoh, por hacer eventos supuestamente costosos, hoy incurre en prácticas similares, pero sin la más mínima organización.

“Prueba de ello fue la llamada “carrera de colores”, que se desarrolló sin cortes viales ni medidas de seguridad, obligando a los participantes a correr entre vehículos, poniendo en riesgo su integridad”, precisó nuestro entrevistado.

VORAZ El,#BurroRata: Y, por si fuera poco, el colmo del absurdo, la instalación de alcoholímetros justo en la salida del festival, no como medida de prevención, sino como un mecanismo más de recaudación, afectando a los vacacionistas que ya habían sido inducidos al consumo por el mismo evento.

Mi buen Grillo, una vez más, queda en evidencia que las prioridades del Ayuntamiento no están del lado de la ciudadanía y Mientras Tizimín sigue esperando obras reales, servicios públicos dignos y justicia laboral para sus trabajadores, el gobierno municipal derrocha en eventos de dudoso beneficio social y escasa planeación.