MÉRIDA, Yucatán, miércoles 07/05/25.- Irak Greene Marrufo, medio hermano de Rommel Pacheco, llegó al frente del IMDUT hace casi siete meses y desde entonces, su paso ha sido tan irrelevante como vergonzoso: Va que vuela para engrosar la fila de “renunciados”.

De acuerdo con varios funcionarios de gobierno, hay una apuesta para ver quien se va primero, si Irak, quien es un depredadora natural, bistequero y chanchullero, dirigido por su mamá, que no deja botín sin hurtar, o el farol Raúl Osorio, a quien “le apesta” publicar sobre su trabajo en la Beneficencia Pública y se dedica a hacer comerciales para pagar lo que chayotea.

EL MAL DE IRAK: En lugar de atender los problemas urgentes de movilidad urbana -como la seguridad vial, el transporte público y la protección al peatón-, ha confundido el concepto de movilidad con clases de zumba, yoga y cabalgatas infantiles organizadas por el propio instituto, como si se tratase de una “clínica de rehabilitación”.

En su gestión, el Instituto de Movilidad y Desarrollo Urbano Territorial (IMDUT) se ha convertido en una plataforma para promover la imagen de su hermano tras cada actividad, ya que aprovecha siempre para mencionarlo, en lugar de ser una dependencia técnica y funcional. Cada evento parece pensado más para alimentar sus egos que para beneficiar a la gente.

Tras el reciente atropellamiento mortal de una joven mujer por un autobús del Va y Ven, se convocó a una reunión interinstitucional en la SSP. Aunque Greene Marrufo estuvo presente, se escondió entre las sombras, delegando la vocería a su segundo. En un momento donde se exigía liderazgo, optó por el silencio.

TAN RATA Y “TÚ” COMO EL #ZorroRata: En Palacio de Gobierno ya se le considera uno de los “apestados” de la 4T, junto al polémico Roger Aguilar Arroyo, quien solo se la pasa subiendo fotos de sus lujos y peleando con la gente en sus redes. Su salida del cargo parece inminente, y no sería más que consecuencia lógica de una gestión que ha sido todo menos seria.

Yucatán no necesita funcionarios decorativos y muchos menos influencers. Necesita servidores públicos que entiendan que movilidad no es entretenimiento, es un derecho ciudadano. Y ese derecho hoy sigue detenido en un alto permanente.