CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 23/04/2025.- Con el traslado del féretro del papa Francisco a la basílica de San Pedro, comenzarán los tres días de velatorio público antes del funeral, que se celebrará el sábado en la plaza y en el que se esperan decenas de miles de fieles.
Tras su llegada, el féretro fue colocado, como indican las normas, en la nave central de la basílica de San Pedro, cerca de la tumba del primer apóstol. La regla dice explícitamente que “el ataúd es colocado ante el altar de la Confesión, de cara al pueblo”.
Entonces comenzaron a entonarse las llamadas “letanías de los santos”, a las que se responde con la frase “Ruega por él”, ante la presencia de cardenales, obispos y el personal del Vaticano.
Los restos se exponen en la basílica vaticana porque allí “ha ejercido a menudo su ministerio de obispo de la Iglesia que está en Roma, y de Pastor de la Iglesia universal” y permanecerán varios días para que puedan despedirse los peregrinos que lo deseen.
Hasta 1958, cuando falleció Pío XII, eran velados en la Capilla del Santísimo Sacramento y no se les reservaba a los fieles esta oportunidad, recuerdan en el libro “Cónclave” el periodista Javier Martínez-Brocal y el sacerdote José de Jesús Aguilar.
Después de los tres días de velatorio en la basílica de San Pedro, el ataúd del papa se cierra durante una ceremonia privada, preferiblemente celebrada en la víspera del funeral.
Antes de cerrarlo, deberán cumplirse una serie de gestos en un ritual en presencia del camarlengo, los tres cardenales que encabezan el orden episcopal, presbiteral y diaconal; el arcipreste de la basílica en la que es enterrado, el cardenal que ejercía como secretario de Estado, el vicario del papa para la diócesis de Roma, el sustituto de la Secretaría de Estado, el prefecto de la Casa Pontificia, el Limosnero del papa, el vice camarlengo, una representación de canónigos de la basílica y de los penitenciarios, el secretario del papa y los familiares del difunto
El maestro de ceremonias habrá redactado un acta oficial “que recuerda la vida y obras más importantes del difunto, por las que se darán gracias a Dios”.