CIUDAD DEL VATICANO, jueves 24/10/2024.- La nueva encíclica del papa, publicada este jueves, aboga por el poder del amor contra “el drama vergonzoso” de la guerra y contra un mundo consumista que “está perdiendo el corazón“, recogiendo el mensaje espiritual del pontificado de Francisco.
La encíclica Dilexit nos, sobre el amor humano y divino del Corazón de Jesucristo, “nace de la experiencia espiritual de Francisco, que siente el drama de los enormes sufrimientos producidos por las guerras” y “quiere estar cerca de quien sufre proponiendo el mensaje del amor divino que viene a salvarnos”, explicó el teólogo Bruno Forte en la presentación del texto.
El documento, de 40 páginas, cinco capítulos y 220 párrafos “ofrece la clave de todo el magisterio de este papa”, añadió el arzobispo, al asegurar que, como en sus anteriores encíclicas se trata de que “seamos capaces de tejer lazos fraternos, de reconocer la dignidad de todo ser humano y de cuidar juntos nuestra casa común”, añadió.
Dilexit nos es la cuarta encíclica del papa Francisco, tras ‘Lumen Fidei’ (2013), escrita con su antecesor Benedicto XVI; ‘Laudato Si’ (2015), acerca de la protección del medio ambiente, y ‘Fratelli tutti’ (2020) sobre la fraternidad en plena pandemia.
Forte quiso destacar que la encíclica puede ser “considerada una especie de compendio de lo que el papa Francisco ha querido y quiere decir a cada hermano o hermana en humanidad: Dios te ama y te lo mostró de la manera más luminosa en la historia de Jesús de Nazaret”.
GUERRAS Y CONSUMISMO
En este documento, el más solemne de los escritos papales, el papa Francisco denuncia el “drama vergonzoso” de las guerras en medio de un mundo que “está perdiendo el corazón”, al tiempo que alerta también del consumismo o del uso “antihumano” de la tecnología.
Viendo cómo se suceden nuevas guerras, con la complicidad, tolerancia o indiferencia de otros países, o con meras luchas de poder en torno a intereses parciales, podemos pensar que la sociedad mundial está perdiendo el corazón”, avisa.
Francisco describe un “mundo líquido” formado por “sociedades de consumidores seriales que viven al día dominados por los ritmos y los ruidos de la tecnología”, sin la “paciencia” necesaria para cultivar una esfera interior o religiosa porque “hoy todo se compra y se paga y parece que la propia sensación de la dignidad depende de cosas que se consiguen con el poder del dinero”
Preocupado por la guerra, asegura que “bastaría mirar y oír a las ancianas cautivas en los conflictos devastadores”.
“Es desgarrador verlas llorando a sus nietos asesinados, o escucharlas desear la propia muerte porque se han quedado sin la casa donde han vivido siempre (…) Ver llorar a las abuelas sin que se vuelva intolerable es señal de un mundo sin corazón”, denuncia.
Por todo esto, Francisco reivindica la necesidad de recuperar la humanidad, la solidaridad y el amor por el prójimo, con el amor del Corazón de Cristo: “Que derrame su luz y su amor para que nuestro mundo, que sobrevive entre las guerras, los desequilibrios socieconómicos, el consumismo y el uso antihumano de la tecnología pueda recuperar lo más importante y necesario: el corazón”, implora.