MÉRIDA, Yucatán, miércoles 16/10/2024.- Preocupados por la devastación a causa del tren maya en la Península de Yucatán, pero también por la militarización de la región que deja este proyecto del gobierno de México, jóvenes creadores produjeron el documental “Una herida en el sur”, que estrenarán el viernes 18 de octubre en el centro cultural Local de Chuburná a las 7 de la noche.

En rueda de prensa, los creativos pertenecientes a varios colectivos dijeron que “Una herida en el sur” es un documental que busca retratar el despojo y el extractivismo que provoca el tren maya en la Península de Yucatán.

Roberto Sánchez, de Kanán Derechos Humanos, recordó que han hecho frente a megaproyectos, como las granjas porcícolas y el Tren Maya, con acciones de litigio e incidencia internacional.

“Nos preocupa el estado de militarización en la región, el Tren Maya es administrado por la Sedena y los fondos recaudados son para los militares. El Ejército construye el proyecto y nos preocupa que, en un territorio con biodiversidad cultural, se use al ejército, con la justificación de que está para cuidarnos”, indicó.

La lucha contra proyectos agroindustriales, desarrollos turísticos y otros lleva más de 15 años, incluso hay denuncias, pero las autoridades federales y locales justifican que se trata de desarrollo.

“Ponen como ejemplo a Cancún, pero es una zona plagada de violencia y existe una descomposición social, cuando los pueblos son los dueños de la tierra”, afirmó Roberto Sánchez.

La periodista Mariana Beltrán, una de las que participó en la investigación junto con sus colegas Katia Rejón y Lilia Balam, mencionó que recorrieron zonas de Quintana Roo, Campeche y Yucatán.

Maricarmen Sordo y Jairo Mukul, de Pata de Perro Films, mencionaron que es notorio el cambio agresivo que provoca el tren maya.

“Yo viví la turistificación de primera mano. En este momento transmitir esta información se vuelve una pelea contra Goliat y con nuestros esfuerzos narramos esta historia”, indicó Miguel Guillermo de SOS Cenotes.

Expusieron que es difícil sostener un proyecto sin presupuesto y tuvieron que invertir de sus bolsillos, a pesar de que contaron con el financiamiento del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL), de alrededor de 400 mil pesos, pero hacer un largometraje en México tiene un costo mínimo de hasta 2 millones de pesos.

Se sintieron en riesgo en zonas como Candelaria en donde se identifica como zona de militares y narco, veían camionetas sin placas y por momentos sí los amedrentaron cuestionando qué hacían grabando en el territorio. En Campeche la Policía Estatal les amenazó con quitarles los vehículos. Los creadores esperan que no haya represalia por parte del gobierno federal al exponer todo esto que afecta a comunidades a causa del tren maya.