MÉRIDA, Yucatán, miércoles 24/07/24.- En la Edad Media o en la época de la colonia hubieran dicho que es cosa del Kisín (diablo): El medallón del automóvil de la familia Pérez Zamudio estalló sin causa aparente y quedó hecho añicos.

Sin embargo, ni fue el diablo ni la Xtabay, ni el Uaychivo ni mucho menos la Chacala: Fue la mala calidad de un auto chino, el Alsvin de la fabricante china Changan, accidente que hubiera tenido fatales consecuencias si hubiera gente dentro del vehículo.

¿Cómo pudo romperse el cristal con tal magnitud sin que hubiera ningún proyectil de por medio? Las dudas quedan en el aire, pero todo apunta a que se trata de un cristal de mala calidad del automóvil.

LA HISTORIA: El lunes en la tarde, un potente ruido llamó la atención de la familia Pérez Zamudio y grande fue su sorpresa al ver de dónde provino la escandalera: Sus ojos no daban crédito a lo que veían, pues el medallón de su automóvil estaba hecho añicos.

Su primera reacción fue pensar que alguien arrojó un potente proyectil contra el cristal y enseguida comenzaron a buscar el objeto contundente. También llamaron a la policía y consultaron los videos de las cámaras de vigilancia de sus vecinos y la conclusión fue que el cristal se rompió solo, nadie le arrojó ningún proyectil.

POSIBLE EXPLICACIÓN: Algunas explicaciones mencionan que pudo deberse a un cambio brusco de temperatura que embolsó aire caliente dentro del vehículo y la presión hizo estallar el medallón.

Como sea, se trata de un caso grave de defectos del automóvil. Imaginen que el estallido y astillamiento del cristal hubiera ocurrido con gente adentro. Sin duda los pasajeros hubieran sufrido graves lesiones y cortaduras.

Una vez más queda demostrado que los automóviles chinos tienen muchos defectos que ponen en riesgo a quienes los adquieren. La familia Pérez Zamudio está arrepentida de haber adquirido el Alsvin, el cual adquirieron hace dos años, en plena crisis por la falta de vehículos nuevos en Mérida debido a que los productores de marcas reconocidas no estaban ensamblando por falta de componentes.

Tras el siniestro de su anterior automóvil, la familia recurrió a la concesionaria donde lo adquirieron, pero les dijeron que tenían que esperar algunos meses hasta que tuvieran existencia de autos nuevos. Recorrieron otras y la respuesta fue similar.

La Changan fue una de las pocas que tenían vehículos disponibles y por eso adquirieron un Alsvin de un precioso color azul. A primera impresión parecía un auto muy bueno, pero con el andar de los meses le fueron salieron defectos hasta que ahora sucedió la explosión del medallón de la nada, como si alguna fuerza supernatural hubiera hecho añicos el cristal.

La familia pide tener cuidado con las marcas chinas de autos, a las que les falta mucho camino por recorrer en cuanto a su calidad y seguridad del usuario.