MÉRIDA, Yucatán, lunes 22/07/24.– Para la maldad no hay edad: Los ancianos Gerardo C.C. y María Alejandra S.M. serán procesados penalmente por el delito de maltrato animal, pues amarraron a cuatro perros “Malixes” y no les daban de comer ni de beber.
Además, cuando los animalitos lloraban, el anciano salía y los pateaba para que dejaran de chillar: Los malixpek quedaron puros huesos y pellejos, pues no les daban de comer, beber y no les proporcionaban un techo.
Si el infierno de Dante existiera la pareja sería atormentada por los siglos de los siglos por miles y miles de perros, por el daño que la causaron a estos cuatro indefensos malixpekes.
La juez de control Silvia Pamela Cetina Bautista los imputó y vinculó por el delito de maltrato animal, pero los dejó en libertad, porque el primero tiene más de 70 años y la mujer no camina y está en silla de ruedas, lo que no es obstáculo para que maltratara a los animalitos.
La pareja tenía en su casa del fraccionamiento Tixcacal-Opichén cuatro perros “Malixes” que ataron y no les daban de comer ni de beber y el Sol y la lluvia los afectaban, pues estaban a la intemperie.
A la pareja “Kinsah Pek” la denunció una mujer de iniciales M.G.N.C. y la Juez Cetina Bautista, al ver las condiciones en que estaba la pareja de ancianos, no tuvo de otra que dejarlos en libertad e imponerles medidas cautelares diversas a la prisión, como son firmar periódicamente; no salir del Estado, y someterse a vigilancia.
LA TRISTE HISTORIA DE LOS MALIXPEK: En septiembre del 2022 la pareja “Kinsah Pek” tenía en su casa en la calle 75-D entre 28 y 30 del fraccionamiento Tixcacal-Opichén dos sabuesos de estatura mediana: El primero era un macho de color blanco con negro y el segundo era una hembra de color café de nombre “Chocolata”.
Estos animales permanecían amarrados sin un área que los protegiera de las condiciones climatológicas, sin agua y comida, al igual que los desatendían por tiempos prologados, lo cual hizo que quedaran anémicos. Además, cuando lloraban, el sujeto salía y los pateaba para que dejaran de escandalizar.
Antes, estos sujetos tenían otros perros, convertidos en puros huesos y pellejos, uno amarrado sobre la repisa en la que va el boiler, sin comida, sin agua, sin techo y el otro atado en un árbol de naranja.
Estos animales estaban a la intemperie, sin comida y agua, además que recibían maltrato físico de parte de su dueño.
Sin embargo, unas vecinas lograron rescatarlos, pero murieron, ya que los veterinarios no pudieron hacer nada por ellos, pues su salud estaba muy deteriorada.