MÉRIDA, Yucatán, jueves 30/11/23.- Hoy jueves 30 de noviembre finaliza la temporada de huracanes y de nuevo la Península de Yucatán se la pasó tranquila, de modo que ya son 21 años sin que azote un huracán intenso.

PANORAMA ATERRADOR: Contra lo esperado por al fenómeno de “El Niño”, la temporada fue elevada, pues los vientos cortantes no pudieron con los ciclones y estos se desarrollaron y se comportaron prácticamente como si no hubiera tal fenómeno, lo que es preocupante, ya que, si se vuelven a dar las condiciones de un Atlántico muy caliente, con el fenómeno de “La Niña”, que favorece el crecimiento y desarrollo de los huracanes, el panorama pinta aterrador.

De acuerdo con Juan Vázquez Montalvo, IC Juan Vázquez Montalvo, meteorólogo de Ciafeme UADY y consultor hidrometereológico, en el mundo del clima no hay nada escrito, de modo que podrían pasar otros 21 años sin que un huracán intenso azote a Yucatán.

En un balance el especialista del clima informa que la temporada 2023 de huracanes fue muy activa, con 20 fenómenos meteorológicos con nombre y una depresión tropical, la No. 21. Sólo faltaron dos nombres para que se acabaran los asignados a esta temporada.

LO QUE SUCEDIÓ: Ocurrió lo peor, ya que fue ampliamente rebasado el pronóstico de la Universidad Estatal de Colorado, EE.UU., con la formación de 20 ciclones, de los cuales 13 fueron tormentas y el pronóstico era de 10; hubo cuatro huracanes moderados categoría 1 y 2 en la escala Saffir-Simpson, cuando se pronosticaron cinco; hubo tres huracanes intensos, categoría 3, 4 y 5 de la escala Saffir Simpson, cuando se pronosticaron cuatro, y una depresión tropical; además, hubo tres huracanes intensos, entre ellos “Lee”, que fue categoría 5 en la escala Saffir Simpson. El fenómeno de “El Niño” poco hizo para frenar los fenómenos meteorológicos.

OJO CON EL DETALLE: Otro detalle a considerar fue que la Alta Presión de Azores, aunque estuvo presente y se temía lo peor, los ciclones no se dirigieron hacia el Mar Caribe, ya que la Alta Presión se dividió en dos y permitió que la gran mayoría de los fenómenos se fueran al Atlántico Norte, sin afectar a tierra.

También, llamó la atención la relativa calma de la actividad del Mar Caribe, pero sobre esa circunstancia habrá que analizar si el viento cortante tuvo que ver.