MÉRIDA, Yucatán, lunes 17/04/23.- “A esta ciudad del sur de México, Pedro Infante venía porque se sentía libre y feliz, amaba Mérida más que a ninguna, aunque se iba a Isla Arena, Campeche, y Chetumal, Quintana Roo”, afirmó doña Lucía Benigna Alcocer Ravell.

La señora es hija del mecánico de Transportes Aéreos Mexicanos (TAMSA), Bernabé Alcocer Cisneros, quien trabajó con el intérprete de Amorcito corazón y a 66 años de la muerte de Pedro Infante Cruz en Mérida, cuenta la historia de amor entre el famoso artista y la “Boxita linda” de Yucatán, que se afianza con el tiempo.

Doña Lucía tiene 84 años de edad, pero recuerda perfectamente todo lo vivido con Pedro Infante Cruz, el artista que grabó 361 canciones y filmó 61 películas que trascendieron en México, Latinoamérica y Europa, incluso ganó en forma póstuma el Oso de Oro de Berlín por Tizoc.

“Tuve el privilegio de conocer, amar y disfrutar las ocurrencias de Pedro, nos hacía reír cuando venía a la casa, siempre lo hacía porque mi papá trabajaba en TAMSA, donde el artista era socio”, dijo.

La compañía aérea era otra de las razones por las que venía seguido a Mérida, ya que en esta ciudad podía dar rienda suelta a su pasión más grande, después del canto y la actuación: la aviación.

“En Mérida lo adoraban por su sencillez, amabilidad, carisma, pero sobre todo porque era caritativo con la gente más necesitaba; no le gustaba que nadie supiera, pero si había alguien que necesitaba dinero por una enfermedad o falta de comida, no dudaba: daba dinero”, aseguró.

Pedro Infante Cruz, quien lleva vendidos más de 2.3 millones de discos por el mundo, tenía muchos amigos poderosos, pero siempre estaba pendiente de los mecánicos, iba a sus hogares, convivía con la familia como si fuera un miembro más.

“A la casa llegaba y si mi madre, que era mestiza, estaba torteando agarraba una tortilla, le ponía sal y se lo comía; disfrutaba mucho estar en los hogares de su gente, de sus mecánicos”, contó nostálgica doña Lucía, quien agregó que el recuerdo más bonito que tiene de Pedro Infante son las serenatas.

“Nos subíamos a un camión de TAMSA que manejaba mi padre y nos íbamos mi hermana Margarita y yo a acompañarlos a llevar serenatas, pero nunca nos bajamos, nos quedábamos a escuchar esas canciones tan lindas que interpretaba y todo el relajo que seguía”, precisó.

Doña Lucía aseguró que sus hijas, nietos y otros miembros de su familia le creen cuando habla de lo vivido con Pedro Infante, porque tiene fotografías únicas del famoso actor y cantante con su padre en TAMSA y en su hogar.

“Hasta guardo como un tesoro una de las tarjetas navideñas que le envió a mi padre”, precisó.

OPINA EL ALCALDE: Por su parte, el alcalde de Mérida, Renán Barrera Concha, consideró que el secreto de amor entre la “Boxita linda” y el Idolo de México se debe a que se sentía un ciudadano más.

“Veía en Mérida, su lugar de descanso y era una de las ciudades que más amada de todo México, porque venía con mucha frecuencia por sus amigos y familia”, agregó.

Ante ese cariño y admiración, en 2016 se instituyó el Día de Pedro Infante en Mérida, para conmemorar su muerte, ocurrida el 15 de abril de 1957 en la calle 54 entre 87 del centro de la capital yucateca, donde cayó el avión que lo transportaba.

En el accidente aéreo también murió el piloto Víctor Manuel Vidal Lorca, el mecánico Mariano Bautista y la joven Ruth Rossel, quien tendía ropa en el patio de su casa en la calle 54 entre 87, donde actualmente hay un busto y una placa conmemorativa.

Ahí, decenas de habitantes de Yucatán se reúnen cada año para conmemorar al protagonista de A toda máquina y Los tres huastecos.

En ese homenaje participa el hijo menor del artista, Armando El Torito Infante que llega desde Los Ángeles, California, para evocar la obra musical de su padre, a invitación de la familia Canto García, propietaria del predio donde se estrelló el avión que piloteaba el intérprete de Cien años, Amorcito corazón y Muñeco de cuerda.

“No tengo palabras para agradecer tanto cariño hacia mi padre, desde la primera vez que me invitaron a los festejos, hace 26 años, me di cuenta de ese vínculo especial entre pueblo y artista”, afirmó.

No oculta la envidia que siente por ese nexo especial entre la “Boxita linda” de Yucatán, como le dicen a Mérida y Pedro Infante, cuya sencillez, carisma y generosidad aún perdura en los recuerdos de la gente.

“Tenía dos años cuando mi padre murió, pero mi madre María Isabel Gutiérrez dice que era igual dentro y fuera de sus películas: buena gente, sencillo, alegre, amable y siempre ayudando al prójimo”, dijo El Torito Infante.

Esos valores son difíciles de encontrar hoy en día entre los artistas y cree que ese era el secreto de su padre para que la gente lo ame más cada año.

El Torito Infante mira a su alrededor, en la calle donde hace 66 años se estrelló el avión que piloteaba su padre, y sonrió ante la algarabía y felicidades de la gente que rendía homenaje al gran ídolo de México.- (Martha López Huan).