MÉRIDA, Yucatán, miércoles 02/11/22.- Más pronto cae un mentiroso y no un cojo: Eso le sucedió a la maestra Glendy Aguilar Mena, de la Facultad de Derecho de la UADY, quien trató de victimizarse, pero se evidenció como mentirosa y su teatrito de ofendida se le vino encima.

En círculos universitarios se comenta que todo este lío parece tener un trasfondo político: perjudicar al director de la Facultad, Carlos Macedonio Hernández, todo porque no simpatiza con Carlos Estrada Pinto, delfín del rector José de Jesús Williams, quien quiere dejar a aquel como su sucesor.

Por lo visto, en la UADY se repite un mal que padecen los gobernantes al final de sus sexenios cuando suelen imponer a sus candidatos, sin tomar en cuenta la opinión de otros, quienes finalmente terminan perdiendo.

Esta es la historia: Luego de hacerse a la víctima de violencia de género y de inducir a alumnos de la Facultad de Derecho de la UADY para que hagan una manifestación a su favor, una investigación de las autoridades universitarias desenmascaró a la maestra Glendy Aguilar Mena, ya que la pescaron haciendo trampa al registrar la entrada de profesores que no se presentaban a dar clases.

No se sabe cuántas veces lo hizo, porque antes había un reloj checador y era más fácil ponchar la tarjeta de otros, pero un experto en grafoscopía y las grabaciones de la cámara de control de la Prefectura, así como de varias diligencias realizadas -a las que la supuesta víctima no se presentó-, demostró que la maestra falsificó en la libreta de registro la entrada de dos profesores en al menos cuatro ocasiones.

Más mentirosa que Pinocho
Desde el inicio, al verse descubierta, la maestra Glendy denunció que fue víctima de violencia de género, discriminación, hostigamiento, acoso y hasta de amenazas de parte del secretario administrativo de la Facultad, quien, cumpliendo su trabajo, la llamó para pedirle que dejara de registrar la entrada de otros y le advirtió que podían aplicarle una sanción, ya que se trataba de una grave falta.

Sin embargo, la maestra nunca se imaginó que su propia denuncia, la cual no pudo sustentar con pruebas y menos porque no se presentó a las diligencias, la hundiría, ya que las Investigaciones demostraron que incurrió en una “falta de probidad y honradez” -como dice un comunicado de la Facultad de Derecho- al prestarse a firmar por otros.

La infractora no tuvo más remedio que aceptar la sanción de una suspensión de tres días sin goce de sueldo, la cual acató sin chistar.

El resultado de las investigaciones tuvieron un efecto carambola, ya que, además de la sanción a la maestra, su protegido, uno de los profesores faltistas y quien ocasionó todo el lío, Joaquín Cardeña Sánchez, renunció, antes de que la cosa le estallara, para no afectar su trabajo en la Secretaría de Salud de Yucatán, y dejó sola a su protectora, con el problema.

Se desconocen los motivos por los que la maestra Glendy protegía las ausencias de su compañero maestro, pero no es difícil imaginar las respuesta$.

El otro maestro involucrado demostró que él si asistía, pero le pidieron que no permita que la maestra siguiera registrando su entrada, es decir, que dejara de prestarse a ese juego.

La Facultad de Derecho de la UADY envió ayer un comunicado en el que hace una relatoría muy completa y puntual de los hechos, de donde sustentamos lo que aquí resumimos de este caso.

Así las cosas, no hubo violencia de género, ni hostigamiento ni acoso, un tema de moda que hace a muchos irse con la finta, simplemente pescaron a una persona haciendo trampa y le aplicaron una sanción. Lo grave es que es una maestra de Derecho y tiene bajo su responsabilidad educar a sus alumnos y alumnas, ¿qué ejemplo le está dando a estos jóvenes?.

Se queja y arma un escándalo, cuando no tiene la razón. Y eso que le fue demasiado bien, porque por esta grave falta la debieron correr de la Facultad, una sanción que está prevista en el contrato colectivo de trabajo.