LA COLOMA, Cuba (AP), viernes 07/10/22.- El sol está alto, no hay nubes y el calor abrasa. En La Coloma, un poblado pesquero e industrial del occidente cubano, hay un ajetreo inusual: jóvenes soldados arreglan techos y levantan postes eléctricos, maestras rescatan láminas escolares, pobladores secan colchones, cocinan en fogatas y hacen largas colas para obtener agua.

Cerca de allí, en la localidad de San Luis, Hirochi Robaina, uno de los principales productores de los mejores tabacos del mundo, piensa que este año tendrá que plantar frijoles mientras mira sus secaderos y semilleros hechos añicos.

Una semana después del paso del huracán Ian, en la provincia de Pinar del Río todo sigue mojado y las millonarias pérdidas en bienes, que aún no han sido cuantificadas oficialmente, se suman a una escasez generalizada y a una crisis energética que llevan años y que fueron las causas de las inusuales manifestaciones de julio de 2021.

Además de tres fallecidos, el ciclón provocó el colapso del sistema energético nacional, lo que dejó a toda la isla a oscuras y volvió a desatar protestas en La Habana.

“El techo (se afectó), el colchón se nos mojó. Los pobres animalitos tuvimos que sacarlos bajo el ciclón”, relató a The Associated Press Yaneysi Polier, un ama de casa de 38 años mientras removía un caldero apoyado sobre brasas en el piso de su patio en La Coloma y freía en manteca de cerdo. “El frío (el refrigerador) lo encontramos en casa del vecino, enfangado. Armamos algo para poder dormir. El agua se nos metió hasta el pecho”.

Los cortes de carne prensada que guisaba Polier son parte de un paquete con aceite, latas de sardinas, fideos, picadillo, huevos y papa que las autoridades entregaron a los pobladores.

Desde el paso de Ian la electricidad no ha regresado a La Coloma, un poblado de siete mil habitantes ubicado a unos 200 kilómetros al suroeste de La Habana, y en toda la provincia de Pinar del Río sólo el 15% de los usuarios tuvieron energía esta semana.