MÉRIDA, Yucatán, miércoles 22/06/22.- Luego de que detuvieron al tramposo Gustavo Andrés Nieves Campos, hijo del corrupto abogado Andrés Nieves Cervantes, una banda de vándalos que se ostentaron como reporteros vandalizaron y amenazaron a gente den el edificio de la Fiscalía.
El clan “Nieves” utiliza portales de internet, que no llegan a ser de noticias, para chantajear, ya que su modus operandi es contactar a personas de origen humilde para darles asesoría extralegal, para litigar casos en esos portales, para tratar de exigir por las vías extralegales cantidades millonarias.
“Son de los que denigran el verdadero trabajo periodístico, ya que sólo usan sus portales para chantajear y extorsionar a gente, en especial a persona humildes”, indicaron varios ciudadanos que conocen a este clan de mafiosos de los entierros y velorios.
El negro historial de Nieves Cervantes es amplio e incluye haber sido precandidato del Partido Encuentro social por el Distrito I local en el proceso electoral de 2021.
Debido a que trabajaron para el Servicio Médico Forense, el clan “Nieves” tiene por modus operandi el contactar a personas de origen humilde para darles asesoría extralegal para litigar casos en medios de comunicación que ellos mismos sostienen y de esta manera exigir por las vías extralegales cantidades millonarias.
Un ejemplo de esto es el caso de las viudas de un trabajador que hace algunos meses sufrió accidente de trabajo en la empresa Invincible Boats, a la que quisieron chantajear con una indemnizacion de $10 millones, a pesar de que firma cumplió en tiempo y forma con todo lo estipulado en la Ley e incluso, ofreció fideicomisos para la educación de sus hijos sin tener obligación legal para ello.
También acostumbran invitar a sus propios “medios de comunicación” a los velorios, entierros y también a revictimizar a las víctimas de los casos que atienden, con tal de conseguir su objetivo, como lo es lucrar con el dolor ajeno y en particular con las personas más humildes, como en el caso de la señora Concepción Puc May, a quien contactaron para ofrecer sus servicios luego de que se enteraran del fallecimiento de su padre, Ramón Puc y Lugo, paletero de origen humilde quien falleció atropellado.
El clan “Nieves” saltó a la fama al “asesorar” a la madre de José Eduardo, el joven veracruzano al que golpearon en Kanasín en una fiesta, pero Nieves convenció a la mamá de que acusara a la policía municipal e incluso le pidió al alcalde Renán Barrera Concha $2.5 millones, para cerrar el caso.
Las mentiras que inventó Nieves cayeron por su propio peso y las exhibieron en todo Méxuico, ya que el joven murió por otras causas y no lo violaron ni golpearon los policías.
Durante los últimos años, el clan “Nieves” ha enfrentado problemas por el control de la prestación de servicios funerarios en hospitales públicos como el O Horán; contra la familia de Rubén Cervantes Chérrez, propietario de la funeraria “Chérrez”.
Andrés Nieves Cervantes, empresario funerario y restaurantero, ex candidato a diputado por el I Distrito Local con sede en Mérida, por el Partido Encuentro Social, al que algunas personas bautizaron como “El Noroña yucateco”.
Este sujeto es dueño de la “Funeraria Nieves”, ex empleado del Servicio Médico Forense y funcionario de la Fiscalía General del Estado.
Lo han denunciado por acoso sexual, denuncia que interpuso una mujer identificada como V.G.B., quien exhibió capturas de pantallas en donde el también empresario la incita a actos sexuales.
Con la denuncia número GA 834 2021 en la Fiscalía General del Estado, la mujer asegura haber sido parte de su equipo de colaboradores y también de haber dado confianza para que el ex candidato se exprese así con ella, pero le que dijo ya no quiere continuar con eso, luego que la amenazó con publicar unas fotos íntimas que ella le compartió.
Como abogado, Nieves no litiga, como licenciado oportunista tiene un despacho legal, en el que otros hacen el trabajo, por eso, no sabe que los delitos de homicidio calificado cometido en pandilla, violación agravada y tortura agravada, no son susceptibles de darse por reparado del daño y olvidarse, sino que se siguen de oficio hasta sus últimas consecuencias.