MÉRIDA, Yucatán, viernes 10/06/22.- Más brutos que una lata de gas, hubiera dicho mi mamá, ante el vergonzoso caso de los magistrados Leticia Cobá Magaña, Ingrid Priego Cárdenas y José Rubén Ruiz Ramírez, quienes no saben redactar un amparo y por eso los regañó un juez.

Hace poco más de 20 años, Armando Medina Millet pagó las caro lo que muchos dijeron era la corrupción de la juez Leticia Cobá, quien lo condenó por la muerte de su esposa F.I.A.M. Hoy, esa juez se exhibió como incapaz, pues no supo redactar un amparo.

Hace 20 meses, en octubre de 2020, a la cabeza del, la Segunda Sala Colegiada del Sistema Penal Acusatorio, Leticia Cobá emitió una resolución ilógica y fuera de todo principio de justicia, ya que resolvió en segunda instancia que no se impusiera la medida cautelar de prisión preventiva a Christian B.C., que fue acusado de abusar sexualmente de su vecina menor de edad.

Ahora, esta juez, junto con Ingrid Priego Cárdenas y José Rubén Ruiz Ramírez, magistrados del Tribunal Superior de Justicia de Yucatán, integrantes de la Sala Colegiada Penal y Mercantil hicieron el ridículo de su vida al redactar mal un amparo, de modo que un juez los exhibió, ya que les llamó la atención por no saber redactar los amparos que promovieron para, según ellos, defenderse de las reformas que entraron en vigor recientemente.

Leticia Cobá, Ingrid Priego, ambas integrantes de la Cuna de Lobos que creó Víctor Cervera Pacheco, y José Rubén Ruiz Ramírez, quienes tienen más de 10 años en sus puestos no pudieron redactar con claridad lo que alegaban y un juez les dio un plazo de cinco días para que redacten el documento de nuevo y ahora lo hagan bien.

Acostumbrados a sus sueldos, pero también a las jugosas ganancias que deja el cargo por debajo del agua, estos tres priistas de hueso colorado y rupestres, no están de acuerdo con lo estipulado que se les darían como retiro, el llamado haber de retiro, de modo que trataron de ampararse, pero el juez que debía resolver la situación les llamó la atención pues no se entendía en su redacción si la demanda se dirigía contra el inicio de la vigencia de la reforma y sus efectos o si reclamaban estar frente a algún acto de aplicación.

Al saberse de la tremenda pifia de Leti, Ingrid y de Rubén, las burlas se desataron y corrieron tan rápido como la pandemia del Covid-19, pues no se entiende cómo es posible que siendo ellos la máxima autoridad en cuanto al fondo y forma de las cosas que se juzgan en Yucatán no sean capaces de redactar un simple amparo.

“Como habrán estado los casos que les tocaron revisar y juzgar si no pueden escribir un amparo, o lo hacen tan mal que no se puede entender qué es lo que pelean”, se escuchaba en corrillos del Tribunal, mientras que otros decían que pobres de aquellos cuyos casos cayeron en sus manos, porque seguramente no entendieron sus resoluciones.

Unos habrán pisado la cárcel mientras que otros no, ‘gracias’ a la incapacidad de estos magistrados de precisar con claridad sus resoluciones.