HUIXTLA, México (AP), miércoles 08/06/22.- Varios miles de migrantes, la mayoría venezolanos pero también centroamericanos y caribeños, avanzaron en caravana el martes por el sur de México con la intención de acercarse a la frontera de Estados Unidos, aunque ninguno de los grupos de este tipo que partieron en los últimos meses llegaron siquiera al centro del país.

Más de 5,000 personas se preparaban por la tarde para pernoctar en Huixtla, unos 40 kilómetros al norte de Tapachula, la ciudad junto a frontera con Guatemala que es uno de los principales pasos de los miles de migrantes que llegan a México.

Agentes de Migración y de la Guardia Nacional se ubicaron a lo largo de la ruta pero no intentaron detener al grupo que se encontraba a más de 1.600 kilómetros de la frontera estadounidense más cercana. Lo único que hicieron fue impedir que los migrantes subieran a los vehículos que les ofrecían apoyo, en lo que parecía ser una estrategia para cansarlos.

Aunque alguna de esas caravanas fue disuelta por la fuerza, en los últimos meses las autoridades mexicanas optaron por ofrecer a los migrantes autobuses y la posibilidad de regularizar su situación en otros estados para descongestionar el sur de México.

Luis García Villagrán, del Centro de Dignificación Humana, un activista que acompaña al grupo, confirmó que ya estaban llevando a cabo negociaciones en ese sentido aunque todavía no se habían concretado.

La salida de esta caravana, la mayor conformada este este año y que fue sumando algunos migrantes a medida que avanzaba, coincide con el inicio esta semana de la Cumbre de las Américas, la cita que reunirá a representantes de casi todos los países del continente en Los Ángeles para hablar, entre otras cosas, de cómo gestionar de forma conjunta los crecientes flujos migratorios.

Los activistas que acompañan al grupo destacaron que uno de los objetivos es llamar la atención de los líderes de América sobre las necesidades de quienes huyen de sus países.

Algunos migrantes se unieron hartos de esperar en Tapachula sus trámites para lograr una regularización en México. Otros que acababan de cruzar a México se unieron al saber del grupo porque lo consideran una forma más segura de atravesar el país.

Keira Lara, una salvadoreña de 30 años, llegó a México hace una semana con tres de sus cuatro hijos. Escuchó que había una cumbre de presidentes al unirse a la caravana y pidió “que nos dejen pasar, que no haya tanta corrupción en los gobiernos porque es por eso que la gente migra de su país, en todas las fronteras nos pidieron dinero”.

Pero muchos en el grupo no sabían de la cita y sólo esperaban avanzar hacia Estados Unidos, como María José Gómez, de 24, años y Roselys Gutiérrez, de 25, una pareja de venezolanas que salieron de su país por la homofobia y fueron agredidas físicamente por su orientación sexual en su paso por Colombia.

“Estamos muy cansadas y con ganas que se termine este tormento”, dijo Gómez. “Hemos caminado muchísimo en todo el viaje. Pasamos por la selva del Darién y ya llevamos siete países con éste”.