LONDRES (AP), martes 10/05/22.- El largo reinado de Isabel II entró en nuevo territorio el martes, cuando por primera vez en siete décadas, la monarca delegó la apertura formal del Parlamento a su hijo y heredero, el príncipe Carlos.

La ceremonia, que incluye la lectura del Discurso de la Reina que detalla el programa del gobierno, es considerada un símbolo importante del papel constitucional de la monarca como jefa de Estado.

La decisión de la reina de delegar su papel al príncipe casi seguramente será vista por el púbico como evidencia de que la transición está en curso, con la monarca de 96 años permaneciendo en el trono, pero delegando más responsabilidades a Carlos.

“El heredero está al borde de convertirse en príncipe regente de facto. Guillermo observará lo que le espera”, dijo Peter Hunt, quien cubría la fuente monárquica para la BBC. “Con la reina retirándose progresivamente de la vida pública, el Palacio está deseoso de mostrar que la monarquía está segura en las manos del padre y el hijo”.

El Discurso de la Reina explica el programa legislativo del gobierno y se pronuncia en la apertura formal de cada sesión del Parlamento. Como cada sesión parlamentaria dura aproximadamente un año, el discurso es un evento anual.

Es escrito por el gobierno electo, encabezando actualmente por el primer ministro Boris Johnson.

TRONO DEL CONSORTE

La monarca se sienta en el Trono del Soberano y luce la Corona del Estado Imperial.

Pero el príncipe Carlos, de 73 años, no se sentó en el trono soberano, que había sido retirado, sino en el trono del consorte, que usaba su padre, el príncipe Felipe. Carlos pronunció el discurso en tercera persona.

El Palacio de Buckingham no dio detalles sobre por qué la reina delegó la lectura del discurso, limitándose a decir que fueron “problemas episódicos de movilidad”.

Previamente, la monarca solamente había delegado el discurso en dos ocasiones: en 1959, cuando estaba en las últimas semanas de embarazo del príncipe Andrés, y en 1963, antes del nacimiento del príncipe Eduardo.

En ambas ocasiones, el Parlamento fue inaugurado por una comisión real y el discurso fue pronunciado por el presidente de la cámara.