MÉRIDA, Yucatán, lunes 04/04/22.- Los pueblos mágicos de Sisal y Maní, que adquirieron esa categoría en diciembre del 2020, forman parte de las siete maravillas de Yucatán.

Uno en la costa y otro en el sur de Yucatán, son de las poblaciones más antiguas de la Península de Yucatán y fueron escenario de importantes sucesos en la historia de la región.

Sisal fue durante muchos años el principal puerto de Yucatán, ahí desembarcaron personajes históricos como la emperatriz Carlota, y también fue puerta de salida de las mercancía yucatecas, incluida por supuesto la más importante en la historia: el henequén, que en muchos lugares del mundo es conocido como Sisal, precisamente porque en los contenedores siempre estaba escrito el nombre del puerto hunucmense.

En Maní, el lugar donde todo pasó, según la etimología maya de su nombre, sin duda sucedieron muchas cosas, entre ellas el auto de fe que encabezó Fray Diego de Landa, quien molesto porque los mayas frente a él aceptaban la nueva religión cristiana, pero en secreto seguían ridiendo culto a sus dioses, armó una gran hoguera en la que quemó todo vestigio de la cultura indígena que tuvo a su alcance.

Arrepentido por lo que hizo, Fray Diego de Landa escribió su gran obra: Relación de las cosas de Yucatán, que es apenas un acercamiento de lo mucho que destruyó aquella noche triste, conocida como el “Auto de fe de Maní”.

Este es el sexto reportaje de las “Siete Maravillas de Yucatán”, que incluyen también a Mérida, Chichén Itzá, Izamal (de las cuales ya hablamos), Maní, Puerto Progreso y Sisal. En esta entrega hablaremos de los pueblos mágicos de Sisal y Maní.

MANÍ, DONDE SUCEDEN COSAS MARAVILLOSAS

Tal vez tengas la idea de que Maní es solo su famoso convento de San Miguel Arcángel, pero te sorprenderá todas las actividades que puedes hacer, como caminar por sus calles y admirar cómo viven los mayas actuales. También conocer sus talleres artesanales, explorar el cenote Xcabachén y cosechar miel en los meliponarios.

EL EX CONVENTO DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL

En el centro Maní se levanta este edificio de la arquitectura novohispana, que es una auténtica fortificación de mil 168 metros cuadrados. Se construyó en el siglo XVI para evangelizar a los indígenas, bajo la dirección del arquitecto Fray Juan de Mérida, quien a su vez se encargó del diseño de los Conventos de San Antonio de Padua, en Izamal, y de San Bernardino de Siena, en Valladolid.

Destacan sus largos corredores y gruesas paredes, así como su hermoso altar bañado en oro. En su construcción trabajaron seis mil indígenas para colocar las mismas piedras de los antiguos basamentos mayas, lo cual le ha dado dureza y resistencia al paso del tiempo.

Este convento es el más antiguo de Yucatán con más de 400 años, todavía más antiguo que el Convento de San Antonio de Padua en Izamal.

Tiene cuatro capillas: del Sagrario, del Santo Sepulcro, de las Ánimas y del Baptisterio.

Para 1582, el Convento de San Miguel de Maní tenía a su cargo once pueblos, con un total de 7,591 habitantes que atendían cinco franciscanos para su confesión.

Fue un convento que albergó a los franciscanos entre los que llegó Fray Diego de Landa, quién el 12 de julio de 1562 llevó a cabo el “Auto de Fe”, que fue un castigo en público contra las creencias mayas. Esa noche triste se destruyeron códices, vasijas, figuras, esfinges y demás manifestaciones mayas al quemarlos todos en una hoguera.

CAPILLA ABIERTA, ESCUELA DE INDIOS

El convento se componía de zonas perfectamente delimitadas, como la huerta y la capilla abierta.

Los indígenas mayas tenían prohibido entrar al templo, para ello los frailes utilizaron un edificio contiguo sin techo como capilla abierta.

Justo al costado del convento y en muy buen estado de conservación de ubica esta capilla que es una de las más grandes de América.

Aquí en la capilla abierta los franciscanos evangelizaban a los mayas, con la misión de convertirlos al cristianismo.

SOLAR MAYA

José de la Cruz, su esposa y sus hijos tienen un solar maya, que durante mucho tiempo fue una forma de sustento, muy amigable con el medio ambiente, en las comunidades yucatecas.

Se trata de una gran extensión de terreno donde se realizan actividades domésticas, como cultivos de hortalizas, árboles frutales y cría de animales.

Lamentablemente hoy los solares mayas son cada vez más escasos, pero la familia de la Cruz involucra a todos sus integrantes, incluyendo los más pequeños, para el rescate de esta forma de producción doméstica sustentable.

MELIPONARIOS

La familia de la Cruz y muchas en Maní tienen meliponarios, donde crían abejas mayas endémicas de Yucatán que producen un tipo de miel muy valorada para el consumo humano.

Las abejas meliponas son más pequeñas que las africanas o europeas y no poseen aguijón, lo que las convierte en altamente domesticables.

Esta forma de apicultura se lleva cabo en más de 30 meliponarios que Maní posee y que están listos para que la gente los visite y conozca el proceso de cosecha de miel melipona.

Uno de ellos es el meliponario Lool Ha de Ahmuzencab, donde se realiza una experiencia muy completa que inicia con un ritual “U Jaanli kab” (la comida de las abejas) en idioma maya.

Lo manejan mujeres que te reciben con una ceremonia dedicada a las abejas sagradas mayas. La experiencia incluye una cata de miel melipona.

CENOTE XCABACHÉN

Cuenta la leyenda que cuando esté próximo a acabarse el mundo, solo en este cenote (XCabach’e’en) habrá agua.

En pleno centro de Maní, en la calle 25 con 26, bajo la sombra de una gigantesca ceiba, el árbol sagrado de los mayas, se encuentra la entrada del cenote Xcabach’e’en.

Para los mayas los cenotes eran sagrados y no cualquiera podía acceder a sus aguas. Los consideraban como la entrada al inframundo llamado Xibalabá.

BALAK TOUR EN BICICLETA

Puedes recorrer Maní con un tour en bicicletas que renta la empresa Balak. Puedes descubrir lugares muy interesantes como la Capilla de Santiago, recorrer sus restaurantes, visitar los meliponarios, el mercado artesanal y más. Búscalos en los bajos del palacio municipal frente al convento.

SISAL, EL HISTÓRICO PUERTO DE YUCATÁN

El pueblo mágico de Sisal se ubica en la costa norponiente de Yucatán. Antiguo puerto comercial durante la época colonia y parte del siglo XIX, hoy sus principales actividades son la pesca y el turismo.

Además de sus blancas playas, también tiene humedales en los que se realizan recorridos turísticos.

EL PALMAR

Humedales y petenes son el cobijo de miles de aves acuáticas migratorias que encuentran en esta porción de la península, un lugar amigable para reproducirse. Por la abundante flora y fauna que posee El Palmar, se ha convertido en uno de las áreas naturales más importantes para el equilibrio ecológico del Caribe. Los amantes de las actividades ecoturísticas ven en este sitio un paraíso para la observación de aves y para capturar insólitas instantáneas del entorno. Presume una playa semivirgen que puede disfrutarse en un paseo en lancha o en una caminata nocturna.

AVISTAMIENTO DE FLAMENCOS

El encontrarse en medio de dos cuerpos de agua convierte a Sisal en un destino diverso donde lo mismo caben zonas de manglares que ambientes marinos. El amante de la naturaleza tiene aquí un destino ideal para la observación de aves, especialmente para ver los flamencos rosados que habitan las aguas de los humedales por la abundancia de insectos, camarones, plantas y algas que les proveen de alimento.

Para conocerlos, es preciso contratar un tour operador. En Sisal hay varios.

PLAYAS BLANCAS

Aguas azul esmeralda, oleaje medio y una cálida playa de arena blanca y fina es la invitación a sumergirse en estas aguas del Golfo de México. Hay quienes solo el acto de caminar a la orilla y contemplar el entorno es favorecedor; otros prefieren rentar un paddleboard y adentrarse al mar, y los más experimentados desean sumergirse a las profundidad para encontrarse con el arrecife coralino.

De tarde, se apetece andar por el muelle de Sisal y mirar la puesta del sol. Si se quiere prolongar la vista, entonces una casa de campaña sobre la arena será ideal mientras se contempla una noche estrellada.

COMIDA DE EMPERADORES

En los muchos restaurantes y hasta en sus loncherías puedes disfrutar de la tradicional cocina del mar de Yucatán, digna de emperadores.

Puedes elegir entre pescado frito, pescado empanizado, filete sol, coctel de camarones, ceviche de mariscos como pulpo, camarón o caracol. También empanadas de cazón o raya y muchos otros manjares del mar.