MÉRIDA, Yucatán, lunes 17/01/2022.- Aunque la llegada de Ómicron implica no una ola sino un tsunami de contagios de Covid-19, no todo es malo y no solo porque esta “pegajosa” variante ocasiona menos muertes y hospitalizaciones, sino porque también expertos consideran que podría marcar el fin de la pandemia para dar paso a una endemia.
Hay algunas hipótesis que señalan que la alta contagiosidad de Ómicron, que ya desplazó a las otras variantes, puede implicar que el Covid-19 se convierta en otra enfermedad respiratoria más, con estacionalidad, pero sin causar los estragos que en años anteriores.
Algo similar ocurrió hace 100 años con la influenza o gripe española, que se extinguió a pesar de no haber vacunas. Lo más probable es que luego de decenas de millones de muertos y de una proporción muy alta de la población infectada, se haya producido una inmunidad que dejó el virus como endémico y sin la capacidad para causar el daño que propició inicialmente.
Hoy afortunadamente tenemos vacunas. La clave es acelerar y universalizar el proceso de inmunización.
Ojalá tengan razón quienes piensan que Ómicron marcará el fin de la pandemia, que no del virus ni de las infecciones.
Pero la realidad es que aún no podemos estar seguros. Actuar como si esta variante de Covid-19 fuera una gripita inofensiva es jugar con fuego.
La solución es la misma de siempre: más vacunas, más pruebas y prudencia en las acciones para controlar los contagios con el menor impacto posible en la economía.