MÉRIDA, Yucatán, lunes 17/01/22.- La escultura de 2.5 metros del apóstol Santiago está a punto de recuperar su esplendor gracias a expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia. 

Hace cuatro años, el “gigante de papel” cruzó hecho añicos la puerta del Laboratorio de Conservación de Escultura Policromada en la Ciudad de México, donde se realizó un profundo análisis para recuperar la pieza devocional que se desplomó simultáneamente al colapso de la cúpula de su parroquia en Izúcar de Matamoros, Puebla, durante el sismo del 19 de septiembre de 2017. 

Buena parte de sus fragmentos llegaron dentro de la indumentaria y otros atavíos con los que feligreses vestían al santo, eso impidió la dispersión del material por la iglesia.  

Especialistas del INAH se involucraron en el estudio y restauración de esa obra que data a finales del siglo XVII e inicios del XVIII, que incluía una montura que no corresponde en temporalidad y técnica de manufactura al conjunto escultórico original. 

Por esa razón y por los daños irreparables en su madera tallada y policromada, Santiago El Mayor contará con una réplica de su cabalgadura, a cargo de talladores expertos. 

La restauradora perito de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC), Roxana Romero Castro, explicó que antes del sismo de 2017 se elaboró un dictamen del estado de conservación a petición de la comunidad de Izúcar de Matamoros. 

Ese documento sirvió para conocer los deterioros que afectaban al conjunto escultórico: grietas, repintes, pérdida de material de soporte y estratos pictóricos, además de abrasiones y craqueladuras en esas capas. 

 La intervención de la escultura ligera de Santiago Apóstol representó una oportunidad para diseccionar su técnica de manufactura, mostrando una estratigrafía que comprende un tubo de papel amate, seguido de cañuelas de maíz alineadas, pasta de maíz, entelados de lino y una base de preparación sobre la que recae la policromía. 

Mientras la escultura del apóstol Santiago continúa en reposo sobre una gran mesa dentro del taller, la especialista detalló que su intervención fue dividida en cuatro etapas. 

Para iniciar, se realizó una investigación que abarcó aspectos históricos, de su manufactura, deterioros asociados e intervenciones previas de restauración, además de la caracterización de los materiales y el conocimiento de los aspectos antropológicos, ya que es profundamente venerado y considerado milagroso por gente de la región. 

Después, vino el registro y la estabilización del material correspondiente solo al Santo, depositado en cinco mesas. 

La flexibilidad del soporte de papel de los diferentes elementos permitió recuperar buena parte de su forma, pero fue imposible rescatar las cañuelas y la pasta de maíz, por lo que fueron repuestos para dar volumetría a la pieza, ajustándose en lo posible a sus dimensiones originales. 

 Roxana Romero dijo que al ser una pieza devocional, se consideró el diseño de una estructura auxiliar que permita la manipulación segura de los feligreses, “ya que los materiales tienen memoria y si no hay una correcta manipulación, donde hubo un doblez o una deformación se puede volver a alterar. Para evitar eso tuvimos que pensar en un soporte auxiliar”. 

 Con apoyo del arquitecto Arturo Casasola, también adscrito a la CNCPC, se confeccionó una estructura reticulada, elaborada en madera de cedro, tratada previamente para evitar plagas.  

Además de dar soporte, ese esqueleto funciona como eje para la unión de los elementos al cuerpo, considerando la apertura de las extremidades inferiores para su posterior montura, la posición y el ángulo de inclinación de los brazos y de la cabeza, para lograr la unidad de la escultura. 

Una vez estabilizado el conjunto, empezó la recuperación formal de la escultura mediante la reposición de material de soporte y la recolocación de estratos desprendidos, etapa que está por concluir. 

A esa fase seguirá la atención de los aspectos estéticos, mediante la reposición de estratos preparatorios (resanes) y la reintegración cromática. 

Uno de los mayores retos en esa etapa será recuperar la fuerza expresiva del rostro de Santiago Apóstol, algo que recuerdan de forma especial sus devotos, según reportes del equipo antropológico de la CNCPC, coordinado por la doctora Judith Katia Perdigón Castañeda. 

En el resto del cuerpo, cubierto con una armadura en hoja de oro, se realizarán reintegraciones. 

“La intervención de esa escultura significó un desafío inmenso en mis 16 años como especialista de la CNCPC. Fue un gran aprendizaje porque nos dio la oportunidad de conocer sus entrañas: Cómo se realizó, con qué materiales y su forma de aplicación”, indicó la experta. 

Espera que los habitantes de Izúcar, que también participaron, aprecien el esfuerzo de restauración y ayuden a conservar al Santo patrono por muchos años más.