MÉRIDA, Yucatán, jueves 02/12/21.- Ejemplar castigo le impusieron al falso arquitecto Francisco Fernando Pebá Torres, a quien condenaron a 10 años 3 meses y 15 días de cárcel, quien defraudó poco más de $1.9 millones.

Lo condenaron los integrantes del Segundo Tribunal de Enjuiciamiento, quienes también le impusieron una multa de 337 unidades de medida de actualización, equivalente a 35 mil 222.20 pesos; el pago de la reparación del daño por las cantidades defraudadas; le negaron los beneficios sustitutivos de sanciones; lo amonestaron públicamente; le suspendieron sus derechos políticos, y le prohibieron acercarse a víctimas.

Al falso arquitecto lo condenaron por el delito de fraude (3), que denunciaron los señores Pedro Guillermo P. P., Andrés de Jesús U.Ch., Jorge Luis P.G. y Gladis Gabriela del Socorro Ch.A.

Un primer revés lo sufrió el supuesto arquitecto, cuando la Sala Colegiada del Poder Judicial revocó la no vinculación en su contra, luego que en noviembre de 2020, la juez de control Elsy del Carmen Villanueva Segura decidió no vincularlo y lo dejó en libertad, pero los abogados de los agraviados apelaron la resolución.

A esta juez no le quedó más remedio, en contra de su voluntad y en cumplimiento de la resolución de alzada vinculó a proceso al defraudador, pero se negó a dejarlo preso y lo dejó libre, con otras medidas en libertad.

Desde septiembre del 2018 hasta enero de 2019, el defraudador Francisco Fernando recibió diversas cantidades de dinero a través de maquinaciones, engaños y artificios, consistentes en que decía que era arquitecto, pero carece de título y cédula profesional; sin embargo, ofrecía servicios de construcción y remozamiento de inmuebles, daba cotizaciones y daba fotos computarizadas de cómo quedarían los trabajos terminados.

Incluso ofrecía facilidades de pago y la seguridad de su trabajo, empleando documentos a manera de contratos.

Aunque al firmar éstos, no tenía la intención cumplirlos, tampoco estaba registrado en dependencias públicas o instituciones privadas inherentes a una actividad profesional.

El defraudador Francisco Fernando, al recibir pagos iniciales, enviaba albañiles para simular avances en las obras y solicitaba el pago de los saldos con pretextos injustificados, sin acudir ni supervisar los supuestos avances, y una vez que cobraba el dinero ya no regresaba y daba excusas o se ocultaba.