WASHINGTON, martes 31/08/21 (AP).— Estados Unidos completó ayer su retirada de Afganistán, poniendo fin a la guerra más larga de la Unión Americana y cerrando un capítulo de la historia militar que probablemente será recordado por los colosales fracasos, las promesas incumplidas y una frenética salida final que costó la vida a más de 180 afganos y a 13 militares estadounidenses, algunos de ellos apenas mayores que la guerra.
Ayer mismo, el Talibán proclamó la “plena independencia” de Afganistán después de que los últimos soldados de Estados Unidos abandonaron la nación tras 20 años de guerra.
Horas antes de la fecha límite fijada por el presidente Joe Biden para cerrar el último puente aéreo y poner así fin a la guerra de Estados Unidos, aviones de transporte de la Fuerza Aérea sacaron del aeropuerto de Kabul al contingente restante de tropas. Miles de soldados habían pasado dos semanas angustiosas protegiendo un apresurado y arriesgado puente aéreo para decenas de miles de afganos, estadounidenses y otras personas que intentaban escapar de un país gobernado de nuevo por los militantes talibanes.
Al anunciar la finalización del desalojo y del esfuerzo bélico, el general Frank McKenzie, jefe del Comando Central de Estados Unidos, dijo que los últimos aviones despegaron del aeropuerto de Kabul a las 15:29, hora de Washington, o un minuto antes de la medianoche en Kabul. Añadió que varios ciudadanos estadounidenses, posiblemente “unos cuantos cientos”, siguen en Afganistán y que cree que aún podrán salir de la nación.
El aeropuerto se había convertido en una isla controlada por Estados Unidos, un último bastión en una guerra que cobró la vida de más de 2,400 estadounidenses.
Las últimas horas del desalojo estuvieron marcadas por un intenso drama. Las tropas estadounidenses afrontaron la monumental tarea de llevar a los últimos desalojados a los aviones al tiempo que debían prepararse a sí mismos y sus equipos para salir, incluso en momentos en que se mantenían alertas ante cualquier amenaza —y al menos dos atentados consumados— de la filial del grupo Estado Islámico en Afganistán. Un ataque suicida el 26 de agosto cobró la vida de 13 militares estadounidenses y alrededor de 169 afganos.
La retirada definitiva cumplió la promesa de Biden de poner fin a lo que describió como una “guerra eterna” que comenzó en respuesta a los atentados del 11 de septiembre de 2001, en los que murieron casi 3,000 personas en Nueva York, Washington y la zona rural de Pensilvania. Su decisión, anunciada en abril, reflejaba el cansancio de la nación por el conflicto de Afganistán. Ahora se enfrenta a la condena en su país y en el extranjero, no tanto por poner fin a la guerra, sino por la gestión de un desalojo final que se desarrolló en el caos y suscitó dudas sobre la credibilidad de Estados Unidos.
Celebran los talibanes
Los combatientes del Talibán vieron cómo los últimos aviones estadounidenses desaparecían en el cielo ayer a la medianoche y comenzaron a disparar al aire, celebrando la victoria después de una insurgencia de 20 años en Afganistán que expulsó al ejército más poderoso del mundo de uno de los países más pobres.
“Los últimos cinco aviones han despegado, ¡se acabó!”, dijo Hemad Sherzad, combatiente del Talibán apostado en el aeropuerto de Kabul. “No tengo palabras para expresar mi felicidad. Nuestros 20 años de sacrificio funcionaron”.