CIUDAD DE MÉXICO, martes 31/08/21 (AP).— Botellas de gel, toma de temperatura, ventanas de par en par y muchas dudas y temores marcaron ayer el inicio del nuevo ciclo escolar en México después de 17 meses de aulas cerradas.

Oficialmente se desarrollará “de forma presencial, responsable y ordenada” y según disposiciones de autoridades y actores del sector, indicó la Secretaría de Educación Pública (SEP).

En la práctica, habrá un sistema voluntario, heterogéneo e híbrido entre lo presencial y lo virtual que unos definen de caótico y otros de gradual. Y aunque miles de escuelas abrieron sus puertas ayer, todavía no está claro cuántos alumnos llegarán en los próximos días porque más allá de regulaciones federales, estatales y locales, la decisión final queda en manos de cada centro y de los propios padres.

En la primera mañana de clases, ayer 30 de septiembre, la asistencia fue desigual. En unos lugares los alumnos recibían indicaciones en los patios. En otros mostraban su alegría por el regreso. Y otras aulas quedaron completamente vacías.

“Yo espero que poco a poco se vayan incorporando más a las clases presenciales y que ya pronto hablemos de normalidad en lo educativo”, confió el presidente Andrés Manuel López Obrador en su conferencia matutina.

“Puede ser que algún niño se contagie pero se puede aislar, se atiende, hay médicos para eso”, agregó tras enfatizar la necesidad de que se cumplan todos los protocolos de prevención.

Habrá que esperar unas semanas hasta ver el impacto real de esta medida en un país con 25 millones de alumnos en educación básica. Ayer cundían las dudas.

“Los chicos estaban deseosos de volver y respetando mucho los protocolos de higiene”, comentó Bettina Delgadillo, directora de una escuela privada de San Pedro Garza García, Nuevo León. Sin embargo, reconoció que todavía existe mucha incertidumbre sobre el proceso.

“Hay escuelas mucho más preparadas y seguras para los niños que supermercados o establecimientos que llevan abiertos meses”, subrayó. “Pero entiendo que como autoridad es complicado decir ‘aquí sí’ y ‘aquí no’”.

En la otra punta del país, en el estado más pobre, Chiapas, Enrique Morales, un maestro de primaria de Simojovel, estaba igual de confundido. “No se han limpiado muchas escuelas y los padres son los que tienen que cooperar para el gel y para todo”.

En su zona, los padres tenían previsto comenzar a reunirse esta semana para decidir qué hacer pero él profesor tiene claro que no quiere llevar a sus dos hijos al salón. Chiapas tiene el menor nivel de alerta por Covid-19 de todo México —es el único estado en “semáforo verde”— pero él enterró a su padre en enero y hace unos días a su suegro.

México enfrenta este regreso a clases con más 3.3 millones de casos acumulados, más 380,000 muertes asociadas al Covid-19 y el 64% de su población adulta con al menos una dosis de la vacuna pero muy pocos niños inmunizados. Además, lo hace en medio de una tercera ola de contagios, el peor momento para algunos.

“El regreso a clases no implica necesariamente un mayor riesgo ni para los chicos que regresan a la escuela ni para la comunidad”, aseguró Miguel Bentancourt, especialista en Salud Pública. Pero hay que cumplir condiciones mínimas de higiene, vigilancia, ventilación de los espacios y sobre todo hay que tener la flexibilidad de hacer ajustes continuos, una postura que apoyan Unicef y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).