CIUDAD DE MÉXICO, México, lunes, 23/08/21.-La madrugada de este lunes falleció en la Ciudad de México a los 96 años de edad, Rosita Quintana, actriz del cine de oro en México; la actriz de origen argentino, ingresó al hospital en julio por una infección en la garganta, pero se le complicó por un tumor en la tiroides

Trinidad Rosa Quintana Muñoz, mejor conocida como Rosita Quintana falleció la madrugada de este lunes a la edad de 96 años. Fue una de las actrices más carismáticas de la Época de Oro del cine mexicano actuando al lado de grandes estrellas como Pedro Infante, Fernando Soler y Germán Valdés Tin Tán.

Rosita Quintana nació el 16 de julio de 1925 en el barrio en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Desde niña demostró un ángel especial para la actuación, participando en las fiestas escolares y barriales. Al finalizar la primaria, sus padres la inscribieron en el conservatorio de los hermanos Emilio y José de Caro, donde cursaría canto y actuación.

La llegada a México de la también cantante fue en 1947, cuando fue contratada para actuar un mes en el renombrado sitio de la capital mexicana, El Patio, donde actuaron en su momento estrellas de la talla de Jorge Negrete, Pedro Infante, José José y Vicente Fernández.

Su carisma e imponente voz le abrieron un lugar en la farándula mexicana cuando el productor Luis Manrique le ofreció un papel pequeño en La santa del barrio, una película de Chano Urueta que protagonizó Esther Fernández con Ramón Armengod. En la cinta, Rosita haría pareja con el también debutante Joaquín Cordero.

Su talento y belleza deslumbraron al público y a los empresarios que la requirieron para diversos espectáculos, entrando de lleno a la Época de Oro del cine mexicano. Rosita decide radicarse en el Distrito Federal (hoy Ciudad de México).

Una vez aclimatada a su nueva vida, inició un romance con el director y productor cinematográfico, el mexicano Sergio Kogan, con quien contrajo matrimonio y tuvo dos hijos Sergio Nicolás y Paloma; además, se nacionalizó mexicana. Mientras tanto su vida artística continuaba creciendo.

Su entrada al cine fue por la puerta grande, no sin antes actuar en pequeños papeles que le dieron fama. En 1949 protagonizó tres películas, al lado de Germán Valdés, Tin Tán: Calabacitas tiernas, Soy charro de levita y No me defiendas compadre, que le dieron una enorme popularidad y ganándose la categoría de estrella.

El escritor Mario Vargas Llosa la llamó La Dama de América, por su belleza y carisma y una forma muy particular de interpretar el tango. En 2016 fue reconocida por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas con el Ariel de Oro por su trayectoria artística.