MÉRIDA, Yucatán, jueves 12/08/21.- Detrás de la tragedia que enluta a la familia del joven jarocho José Eduardo Ravelo Echavarría, aparecieron actores políticos identificados con el partido en el poder en el país y que desesperadamente buscan el linchamiento mediático de los agentes de la Policía Municipal de Mérida, que han sido señalados como autores del crimen.


Entre éstos figura Andrés Nieves Cervantes, empresario funerario y restaurantero, ex candidato a diputado por el I Distrito Local con sede en Mérida, por el Partido Encuentro Social, al que algunas personas bautizaron como “El Noroña yucateco”.


En las elecciones de junio también coqueteó como “candidato independiente” por el PRI y MORENA, partidos que han avivado el fuego del linchamiento.


Este sujeto es dueño de la “Funeraria Nieves”, ex empleado del Servicio Médico Forense y ex funcionario de la Fiscalía General del Estado.

Lo denuncian por acosaso sexual
Lo denunciaron penalmente por acoso sexual, denuncia que interpuso una mujer identificada como V.G.B., quien exhibió capturas de pantallas en las que el también empresario la incita a actos sexuales.

Con la denuncia número GA 834 2021 en la Fiscalía General del Estado, la mujer asegura haber sido parte del equipo de colaboradores de Nieves y también de haber dado confianza para que el ex candidato se exprese así con ella, pero asegura que le que dijo ya no quiere continuar con eso, luego que la amenazó con publicar unas fotos íntimas que ella le compartió.

Licenciado oportunista
Como abogado, Nieves no litiga, pero como licenciado oportunista tiene un despacho legal, en el que otros hacen el trabajo.

Por eso, Nieves no sabe que los delitos de homicidio calificado cometido en pandilla, violación agravada y tortura agravada, no son susceptibles de darse por reparado del daño y olvidarse, sino que se siguen de oficio hasta sus últimas consecuencias.
Por eso, es ilógico que el alcalde Renán Barrera Concha le haya ofrecido pagar por la reparación del daño 2.5 millones de pesos, para “olvidarse” del asunto.

Lo que es un hecho, es que por este lío, que ha sido fomentado por pagineros y reporteros inexpertos en el tema, que sólo han contribuido a que se juzgue y linche a priori a los elementos policiacos detenidos para el esclarecimiento de los hechos y que, por lo tanto, el alcalde y el gobernador se distancien, para el regocijo de sus contrincantes políticos.

Conocedores en el ramo penal aseguran que, si bien la defensa de los uniformados mantiene en reserva los videos de la cárcel municipal y de las cámaras de videovigilancia en el Centro de Mérida, es para no violar la Ley General de Víctimas y, por ende, evitan que se anulen.

Si bien es cierto que ha circulado un video en el que se ve al ahora occiso hablando y comportándose incoherentemente, debido a los efectos de la droga, luego que lo detuvieron los agentes, por un reporte ciudadano, en la calle 71 entre 62 y 64, éste no podrá ser tomado en cuenta por violentar los derechos de la víctima.

En la audiencia de vinculación, que se aplazó para mañana viernes, se van a presentar dos videos de comercios cercanos al lugar del segundo encuentro con otra pareja de policías de Mérida, después que se reportó que el joven jarocho le aventó una piedra a un autobús del transporte colectivo.

Estos videos podrán demostrar que la detención se dio por cuanto a derecho y que llegó con bien a las instalaciones policiacas.

En todo caso, si alguien busca algún beneficio económico, se va a quedar con las ganas, pues se sabe que el ahora occiso fue ingresado a la cárcel pública el 21 de julio y salió al día siguiente, luego de cumplir su arresto administrativo.

Lo que hay que aclarar, qué fue lo que pasó en un lapso de 48 horas después de su liberación, que fue cuando su madre llegó en su auxilio y fue a denunciar, para luego internarlo en el Hospital O’Horán, donde murió días después por falla orgánica múltiple por traumatismo.

Se sabe que el joven era adicto al “cristal” y otras drogas, que vivía en Mérida desde hace cuatro meses y de cuanto trabajo buscaba, lo corrían porque siempre estaba drogado.