MÉRIDA, Yucatán, jueves 05/08/21.- Aunque no lo merecía, a Gabriel Jesús Alejo Pérez lo beneficiaron por segunda vez con un procedimiento abreviado, luego que confesó que entró a robar a una casa del centro, donde sometió a una anciana, la atacó y se apoderó de alhajas y $700 mil que nunca aparecieron.

Antes, en octubre del 2017, la juez de control Elsy del armen Villanueva Segura le impuso una pena baja por el delito de robo calificado (causa penal 127/2017 J1 de la carpeta de investigación M1/1380/2016) por un hurto a una casa, que cometió en mayo del 2016.

Sin embargo, tres meses y medio antes había participado en un robo calificado cometido con violencia, por el que ahora fue condenado, mediante a un mal llamado procedimiento abreviado, a 5 años y 8 meses de cárcel.

Ahora, el juez de control Rómulo Antonio Bonilla Castañeda aprobó la conclusión anticipada de este hecho, con el aval de las partes, aunque no debió beneficiar a Gabriel Jesús otra vez, con otro procedimiento abreviado.

El juez Bonilla Castañeda también lo amonestó públicamente, le suspendió sus derechos políticos, lo condenó al pago de 134 días multa, que corresponde al grado de culpabilidad ubicado en el mínimo.

Ordenó que repare el daño en forma abstracta, pues no pudo ser cuantificado el monto de los bienes sustraídos; que no se acerque a la víctima o su domicilio, hasta tres años después de compurgada la condena, y le negó los beneficios sustitutivos de sanciones.

A Gabriel lo denunció María Judith M.S. y Elena Margarita G.M. y para librar una pena elevada y, en complicidad con el juez falto de criterio, confesó que el 13 de junio del 2017, a las 8 horas, él y otro sujeto entraron a una casa de la calle 50 entre 73 y 73-A, donde estaba sola María Judith.

El ladrón dijo que, una vez adentro de la vivienda, sometieron a la mujer y que el sujeto no identificado la empujó y ella cayó al piso.

Gabriel aseguró que él la sometió para que no pudiera levantarse y posteriormente entre los dos le amarraron las muñecas y le taparon la boca con cinta canela y luego se apoderaron de diversas alhajas y de 700 mil pesos.

Al ladrón lo identificaron las huellas dactilares que dejó en el lugar, pues no era la primera vez que delinquía.