CIUDAD DE MÉXICO, domingo 28/03/21.- El periódico “El País” publicó un artículo editorial titulado “Ya basta, doctor López-Gatell”, en el cual sugiere que el subsecretario de Salud debería ofrecer disculpas por sus palabras contra la prensa y, desde luego, enmendar en el futuro “su verborrea”.

En caso contrario, añade, lo mejor que podría hacer es irse y dar paso a alguien más serio y riguroso.

El diario español señala que México superó el jueves pasado los 200,000 muertos oficiales por coronavirus. Es un dato terrible y que revela, aun siendo la cifra real mucho más alta, el abrumador coste de la pandemia.

Es evidente que en este escenario, por mucho que algunos indicadores hayan mejorado, se debe exigir la máxima seriedad a las autoridades encargadas de contener el coronavirus.

En un país con una de las mayores tasas de mortalidad del continente, nueve millones de nuevos pobres y una caída de más del 8% del PIB, no cabe usar esta tragedia para provocaciones ni ajustes de cuentas verbales. Justo lo que practica con sañuda insistencia el encargado de la lucha contra el coronavirus, Hugo López-Gatell.

El día en que anunció que se superaba la barrera de los 200,000 fallecidos oficiales, López-Gatell, quien tiempo atrás llegó a decir que alcanzar 60,000 muertos era un “escenario catastrófico para México”, acusó a diversos medios de comunicación de “concentrarse en el lado más triste de la pandemia”.

En una escalada que debería sonrojar a todo el gobierno, sostuvo que las informaciones de dichos medios sobre el coronavirus se apropiaban del duelo de las familias de las víctimas buscando ganancias económicas y satisfacer los objetivos de determinados grupos de interés contrarios a las reformas del gobierno.

Tamaña insensatez no solo deja en evidencia cuál es la altura de miras del subsecretario de Salud, sino que lo acerca peligrosamente a quienes tanto vociferan contra la libertad de prensa por el continente.

López-Gatell, un reputado epidemiólogo, fue durante los primeros compases de la pandemia la esperanza de millones de mexicanos, que vieron en él a un especialista que anteponía sus conocimientos científicos a su labor como político. Un año después, no cabe duda de que el López-Gatell político ha engullido por completo al epidemiólogo, incapaz siquiera de asumir sus errores, como un viaje vacacional en el momento más crítico de la pandemia o salir a pasear por un parque, sin cubrebocas, horas después de afirmar que había testado positivo de coronavirus.

Le vendría bien a López-Gatell fijarse en ejemplos de otros sitios, desde homólogos, como Anthony Fauci en Estados Unidos o, mucho más cerca, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, máxima autoridad de la capital, la ciudad más afectada de México, que nunca ha tratado de silenciar las críticas a su gestión con ataques injustificados a los medios. Hay algo, sin embargo, aún más preocupante que la actitud de López-Gatell y es que tenga la venia del presidente Andrés Manuel López Obrador, de quien ha copiado su estrategia de confrontación con los medios.

Debería el subsecretario pedir disculpas por sus palabras y, desde luego, enmendar en el futuro su verborrea. En caso contrario, lo mejor que podría hacer es irse y dar paso a alguien más serio y riguroso, concluye el editorial de “El País”.