CIUDAD DE MÉXICO, viernes 26/03/21 (EFE).— La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), recordó ayer jueves a México que es firmante de tratados internacionales que contemplan que la mariguana solo se puede comercializar por motivos médicos.
“Esperamos que el Congreso mexicano tome en cuenta esos factores y haya una ley (de consumo de cannabis) que cumpla los acuerdos internacionales”, dijo Raúl Martínez del Campo, miembro experto independiente de la JIFE.
A raíz de un mandato de la Suprema Corte de Justicia, el Congreso mexicano está tramitando una ley para regular el consumo lúdico de mariguana en el país, que busca crear un mercado legal de cannabis y combatir la crisis por el narcotráfico.
La JIFE, encargada del cumplimiento de los tratados antidrogas, publicó este jueves su informe anual sobre estupefacientes en el que se declara “preocupada por las novedades legislativas de varios países en lo que respecta al consumo con fines no médicos del cannabis”, entre ellos México.
Sensible a la situación
Martínez del Campo explicó a EFE que la JIFE es “muy sensible” respecto a la situación de violencia que sufre México a raíz de “la guerra contra las drogas” y reivindicó que “no se debe criminalizar” a los consumidores de mariguana.
Sin embargo, recordó que México es firmante de la Convención Única de Estupefacientes de 1961, que establece que el cannabis solo puede utilizarse con fines “médicos o científicos”.
Dijo que la JIFE mantendrá “un diálogo constante” con las autoridades mexicanas y aseguró que el director ejecutivo de la Unodc, Yury Fedotov, pretende visitar México en cuanto la pandemia lo permita.
Martínez del Campo, encargado de presentar ante los medios mexicanos el informe del organismo con sede en Viena, señaló que este año la JIFE quiso alertar a los estados miembros sobre el aumento del consumo de drogas en adultos mayores.
En 2009 había en EE.UU. un millón de adultos mayores de 65 años consumidores de drogas, mientras que actualmente son 11 millones.
El organismo lo atribuye al envejecimiento de la generación de “baby boomers”, que en su adolescencia “tuvieron más acceso a la cannabis y a otras drogas”, así como al consumo de medicamentos para el dolor o la depresión.
La JIFE pidió a los gobiernos estudiar más este problema “invisibilizado” para abordar el asunto, ya que los adultos mayores tienen más posibilidades de ser “estigmatizados”.
Martínez del Campo también contó que con el estallido de la pandemia de Covid-19 se detectó “un cambio drástico de drogas asociadas con la vida nocturna”, pues bajó mucho el consumo de éxtasis y subió el de alcohol y mariguana.
También incrementó el comercio de sustancias a través de redes sociales y de la internet profunda, y la distribución a través de servicios postales.
Finalmente, la JIFE resaltó “un incremento en la presencia de fentanilo en territorio mexicano”.
No obstante, Martínez del Campo celebró que las autoridades mexicanas “han podido buscar y documentar mejor” el comercio de este opioide sintético, que usan los carteles mexicanos para vender en Estados Unidos mezclado con heroína.