CIUDAD DE MÉXICO, martes 09/03/21.- Ciudad de México vivió el lunes 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, una jornada de manifestaciones con gran participación en las que estuvo presente la rabia de un país con cifras alarmantes de feminicidios y donde los gases lacrimógenos de la policía aumentaron la indignación.

La marcha más concurrida en la capital del país se inició poco después del mediodía en el Monumento a la Revolución, donde se agolparon miles de manifestantes y pronto tiraron las vallas de madera que cubrían parte del monumento, apoyadas por el lema “¡Fuimos todas!” que corearon alrededor.

“Estoy cansada de tanto abuso. Yo fui una mujer abusada cuando era niña y estoy cansada, no pude decirlo hasta muchos años después. Claro que es justificado (los destrozos), yo estoy de acuerdo. Son muchísimos años de dolor, de callarse, de silencio, y ahora este es el único camino que nos queda”, dijo Norma, una manifestante.

Poco después, las miles de mujeres caminaron en dirección al Zócalo y causaron algunos destrozos en edificios gubernamentales y comercios.

El punto álgido se dio en el Zócalo, frente a Palacio Nacional, donde reside el presidente Andrés Manuel López Obrador y que fue blindado con un muro de acero el pasado fin de semana ocasionando una gran indignación social por el simbolismo de un cercado frente a la reivindicación feminista.

Las vallas de metal, que se convirtieron en un lugar de homenaje cuando en días anteriores se escribieron sobre ellas los nombres de miles de mujeres desaparecidas y asesinadas en el país, fueron en parte derrumbadas por varios grupos de manifestantes que se enfrentaron durante horas con los efectivos policiacos, quienes utilizaron gas pimienta.

En Mérida también hubo manifestaciones de colectivos que luchan por los derechos de las mujeres. En la mañana, activistas denunciaron la “pandemia” de la violencia contra la mujer y otras entregaron un pliego petitorio en Palacio de Gobierno. En la tarde, luego de una marcha en Paseo de Montejo algunas mujeres pintarrajearon los monumentos a Justo Sierra y a los Montejo al calificarlos de símbolos de la opresión.

AGENCIAS