ESTADOS UNIDOS, lunes 08/03/21.- Meghan Markle lloró ante Oprah Winfrey cuando le confesó que tuvo ideas suicidas antes de dejar la familia real y le dijo al príncipe Enrique: “No quiero vivir más”.

La duquesa de Sussex admitió que no la podían dejar sola y que su marido la acurrucó mientras ella hablaba de sus pensamientos suicidas en su cabaña en terrenos del Castillo de Windsor.

En la esperada entrevista, transmitida anoche, Meghan Markle habló de la idea de que terminar con su vida era “lo mejor para todos”.

“No quería seguir viviendo. Y ése era un pensamiento muy claro y real y temible. Y recuerdo cómo él me acurrucó. Dije que necesitaba ir a algún lado para recibir ayuda. Dije que ‘nunca me había sentido así antes y necesito ir a algún lado’. Y me dijeron que no podía, que no sería bueno para la institución”, reveló, según le cita un reporte del diario británico “The Daily Mail”.

“No quiero poner más peso en los hombros de mi esposo”, añadió sobre esos momentos. “Él ya carga con el peso del mundo. No quiero agregarle eso”.

Reveló que su segundo hijo será una niña que nacerá en el verano y no espera tener más descendencia. Por otro lado, acusó a la familia real de estar preocupada de qué tan oscura sería la piel de su primer hijo, Archie, antes de que naciera.

Describió asimismo su “dolor” por el hecho de que los oficiales negaran a Archie el título de príncipe y de que le negaran a su hijo seguridad las 24 horas.

Meghan se negó a decir qué integrante de la realeza habló con Harry sobre el color de la piel de Archie con el argumento de que sería dañino para esa persona.

“En los meses en que estuve embarazada, tuvimos al mismo tiempo la conversación de ‘él no va a recibir seguridad, él no va a recibir un título’, y también las conversaciones sobre qué tan oscura sería su piel”.

Meghan negó que antes de su boda en 2018 hiciera llorar a Kate, la duquesa Cambridge, y que, incluso, sucedió lo opuesto. “No lo digo para menospreciar a nadie, porque fue una muy difícil semana la de la boda. Ella estaba molesta por algo, pero lo reconoció y se disculpó. Me trajo flores y una nota. Hizo lo que yo hubiera hecho si supiera que lastimé a alguien: reconocerlo”.

Recuerda que en un principio fue bien recibida por la familia, pero luego “silenciada” y se sintió atrapada. Rogó por ayuda pero se la negaron porque no era “una empleada a sueldo”.

Ella asegura que era ingenua cuando se unió a la familia real y nunca investigó cómo sería, ni a Enrique. Lo comprendió cuando, antes de su primer encuentro con la reina Isabel, Enrique le dijo que tendría que hacerle una reverencia.

“Practicamos y entramos. La conocí y creo que hice una reverencia muy amplia, no lo recuerdo. Entonces nos sentamos y hablamos. Crecí en Los Ángeles, veo a celebridades todo el tiempo, no es lo mismo; éste es un juego totalmente diferente”.