DAKAR, lunes 15/02/21 (EFE).— Guinea-Conakri declaró oficialmente ayer, con al menos siete contagios y tres muertes confirmadas, su primer brote de ébola desde la gran epidemia desatada de 2014 a 2016 en África Occidental, que dejó al menos 11,300 muertos y tuvo su origen precisamente en este país a finales de 2013.

El resurgimiento del virus se detectó en la zona de Gouécké, en el sureste del territorio guineano, cercano a la localidad de N’Zérékoré, una de las ciudades más pobladas del país.

“La primera investigación llevada al cabo ha contabilizado siete casos, todos mayores de 25 años (cuatro hombres y tres mujeres), entre los cuales hay tres muertes (…) Las tres primeras muestras enviadas a los laboratorios de Guéckédou y Conakri se han revelado positivas por ébola”, detalló la gubernamental Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria (ANSS) en un comunicado.

En consecuencia, el Ministerio de Salud guineano declaró oficialmente la existencia de una epidemia de ébola en la zona sureste del país, si bien la detección de contagios probables la había adelantado ya este sábado el ministro de Salud guineano, Rémy Lamah, con base en unos primeros exámenes que estaban a la espera de ser confirmados en laboratorios de Conakri.

Las personas hasta el momento afectadas mostraron los síntomas característicos de la enfermedad —diarreas, vómitos y sangrados— tras asistir, el pasado 1 de febrero, al funeral de una enfermera que también podría haber muerto por ébola a finales de enero.

Con esos datos preliminares, la Organización Mundial de la Salud (OMS) había manifestado ya su preocupación por el posible resurgimiento del ébola en esta zona tan castigada de África

“Muy preocupada por las informaciones de cuatro muertes sospechosas de ébola en Guinea (incluida la enfermera). La OMS está acelerando la preparación y los esfuerzos de respuesta ante el posible resurgimiento del ébola en África Occidental, una región que sufrió mucho por el ébola en 2014”, dijo ayer la directora de la Organización Mundial de la Salud para África, Matshidiso Moeti, en Twitter.

Con la declaración oficial de la nueva epidemia, las autoridades guineanas anunciaron también medidas de control para intentar evitar que el virus cause una catástrofe sanitaria como la de mediados de la década pasada.

Entre ellas figuran protocolos de rastreo y aislamiento de los posibles contagios y una “aceleración” de los esfuerzos del gobierno, junto a la OMS, en materia de vacunación.

En Guinea-Conakri no se habían detectado contagios de la enfermedad del ébola desde el fin de la gran epidemia que sacudió África Occidental de 2014 a 2016.

Sus primeros casos habían surgido precisamente en este país, a finales de 2013, y se expandieron posteriormente por Sierra Leona y Liberia.

La falta de medidas de control y los débiles sistemas de salud de estos países, así como las particulares características del virus y su impacto en las prácticas sociales (como los entierros de los contagiados), alimentaron la rápida propagación del virus que, para julio de 2014, estaba ya en las capitales de estos tres países.

Una vez en las ciudades, en comparación con las zonas más rurales, el virus encontró “oportunidades de transmisión sin precedentes”, según la OMS.

Derivados de los focos en esta zona se registraron también contagios en otros países de la región, como Nigeria (19), Mali (7) o Senegal (1).

Pero incluso más allá de las fronteras de África, hubo casos en países como Estados Unidos (4), Italia (1) o España (1), de acuerdo a datos recopilados por la OMS.

Aquella terminó siendo la peor epidemia de ébola de la historia, con 11,300 fallecimientos y más de 28,500 personas contagiadas, si bien esas cifras, según admite la agencia de las Naciones Unidas para la salud, podrían ser conservadoras.

De cara a este rebrote, Guinea-Conakri cuenta con la ventaja de la experiencia de aquella gran epidemia y con la de tener vacunas experimentales (como la rVSV-ZEBOV, aprobada en 2019 en Estados Unidos) que ya dieron buenos resultados en los últimos años en lugares como la República Democrática del Congo (RDC).

En el lado negativo, el rebrote será un esfuerzo sanitario añadido al requerido por la pandemia de Covid-19, enfermedad de la que hasta la fecha Guinea-Conakri ha registrado 14,895 casos, con 84 muertes.

El virus del ébola se transmite a través del contacto directo con la sangre y los fluidos corporales contaminados de personas o animales.

Provoca fiebres hemorrágicas y puede llegar a alcanzar una tasa de mortalidad del 90 % si no es tratado a tiempo.

El de Guinea-Conakri no es el resurgimiento único del ébola que preocupa en África. Paralelamente, en los últimos días se reportaron cuatro casos de ébola en la zona noreste de la República Democrática del Congo (RDC), en el centro del continente, un país que sufre con relativa frecuencia el azote de este virus.