CIUDAD DE MÉXICO, martes 29/12/20 (EFE).— México dio ayer un nuevo paso en su plan de vacunación al ir más allá de la capital del país y comenzar a suministrar vacunas a personal médico de la zona norte, en el fronterizo estado de Coahuila, en medio de las dudas por la reducida cantidad de fármacos adquiridos de Pfizer.
Un total de 8,775 dosis de la vacuna estadounidense, que requiere de dos dosis por persona, fueron suministradas desde ayer en las ciudades coahuilenses de Saltillo, Torreón, Monclova y Piedras Negras a personal médico que atiende a enfermos de Covid-19.
Las vacunas llegaron a Coahuila a primera hora de la mañana desde Monterrey, donde aterrizaron el pasado sábado, mismo día en que llegaron otras 34,000 dosis a la Ciudad de México desde la planta de Pfizer en Bélgica.
Con la vacunación en el norte del país, México extendió su plan más allá de la capital, donde los fármacos se están suministrando a personal médico de los hospitales saturados por el coronavirus desde el pasado jueves, cuando el país se convirtió el primero de América Latina en usar el fármaco de Pfizer.
Sin embargo, el doctor Malaquías López, profesor de Salud Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señaló ayer mismo que “aplicar 50,000 dosis de una vacuna no tiene ningún impacto previsible en la incidencia de la enfermedad”.
La llegada de las vacunas encendió una luz de esperanza para el país, pero Malaquías López subrayó que Pfizer las está “mandando a cuentagotas”.
El gobierno federal prevé haber recibido a finales de enero próximo 1.4 millones de vacunas de Pfizer que sirvan para vacunar a 700,000 trabajadores de la salud, y posteriormente vacunar al resto de la población, de 130 millones de habitantes, según edades y enfermedades crónicas.
“Nosotros tenemos una proporción de ancianos más baja que en Europa. Son unos 15 millones de más de 60 años. Esa sería la proporción (a vacunar) para tener una mortalidad que roce prácticamente el cero”, sugirió el experto.