CIUDAD DE MÉXICO, jueves 03/12/20 (EFE).— El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció ayer miércoles que el jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo, deja el cargo que ha ejercido durante los últimos dos años, aunque seguirá ejerciendo como “principal enlace” del mandatario con los empresarios.

“Alfonso Romo dejará la coordinación de la Oficina de la Presidencia, pero seguirá siendo mi principal enlace con el sector privado”, informó el presidente en Twitter junto a una fotografía en la que aparece comiendo con el empresario.

López Obrador dijo que en 2018 convino con Romo que estaría dos años en el cargo, un plazo que venció el martes, cuando se conmemoró el segundo aniversario desde que el presidente mexicano asumió el poder.

“Poncho está más en mi visión de que lo importante no es el cargo, sino el encargo. Él me ha ayudado y me seguirá ayudando. Es un hombre independiente, honesto, comprometido con las causas justas y además es mi amigo”, expresó el presidente en otro mensaje.

Asimismo, aseguró que nunca olvidará que Romo “fue el primero de los empresarios en adherirse al movimiento de transformación” que López Obrador dice encabezar.

Además de ser el jefe de la Oficina de la Presidencia, Romo ha encabezado el Consejo para el Fomento a la Inversión, el Empleo y el Crecimiento Económico, que sirve de enlace entre el presidente y los grandes empresarios.

Siempre en Twitter el presidente nacional de la Coparmex, Gustavo de Hoyos Walther, escribió sobre la salida de Romo: “Reconozco la gestión de Alfonso Romo como Jefe de la Oficina de @lopezobrador. En circunstancias complejas fungió como traductor, interlocutor y factor de distensión. Lo más valioso de su paso por el @GobiernoMX, fue el freno a muchas ocurrencias y la contención de los radicales”.

Según analistas, Romo se ha encargado de calmar las aguas ante los diferentes choques entre López Obrador y los empresarios por la política energética del presidente o por su plan económico para superar la crisis económica derivada de la pandemia de Covid-19.

Romo, empresario y amigo personal de López Obrador, fue señalado el pasado marzo por una investigación periodística que lo acusaba de ser un “cacique del agua en la península de Yucatán, y de incurrir allí en irregularidades con la empresa Enerall, que fundó y lideró hasta que asumió su cargo que acaba de dejar.

El poder que ha tenido Romo dentro del gobierno ha inquietado también a algunos miembros del gabinete de López Obrador.

El exsecretario de Hacienda Carlos Urzúa dejó su cargo en julio de 2019 por la influencia de Romo, a quien acusó de tener un potencial conflicto de interés por intentar infiltrar en la administración a personas afines a sus intereses de negocio, lo que el jefe de gabinete negó en su momento.

También el exsecretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Víctor Manuel Toledo, quien dimitió en agosto, reprochó que Romo estaba “en contra” de la agenda ecológica que tenía esta dependencia.

Además de Romo, Urzúa y Toledo, en los dos años de gobierno de López Obrador han renunciado también el secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, y la de Medio Ambiente, Josefina González-Blanco.