MÉRIDA, Yucatán, lunes 19/10/20.- El majestuoso Castillo, El Caracol, el Cenote Sagrado, calendarios y réplicas de estelas que cuentan las victorias de los antiguos habitantes de Chichén Itzá se encuentran en Ciudad Maya, un antiguo restaurante ubicado a espaldas del Parque El Centenario que hoy paradójicamente está deshabitado, igual que las antiguas construcciones prehispánicas de Yucatán.

–Ese lugar lo construyó Rubén González Aguilar, porque amaba la cultura maya. También fue propietario de los restaurantes El Faisán y el Venado y El Internacional que tenían alegorías de los pueblos precolombinos que gobernaron Mesoamérica –cuenta José Manuel Contreras Estrada, quien fue amigo cercano de la familia del propietario.

En entrevista exclusiva, evoca el pasado glorioso del lugar al que no ha vuelto a ir, “porque puede ser peligroso, como está abandonado, no quisiera encontrarme con algún asaltante”.

–Un día, cuando estaba chavo, quizá tenía 12 ó 13 años, fui a visitar a mi amigo, que tenía su casa a un lado donde se construía el cenote, me encontré con que cuatro albañiles estaban persiguiendo un cocodrilo para meterlo al Cenote Sagrado, tuve que encerrarme en la cocina hasta que no hubo peligro –dice José Manuel.

También recuerda el ruino de las explosiones que molestaba a los vecinos, “tenían que hacer las detonaciones, ya que estaban construyendo un cenote de ocho o nueve metros”.

Los recuerdos vuelven a su mente y reitera que don Bono, el apodo que se ganó desde 1961 cuando lo coronaron Rey feo del Carnaval de Mérida, “amaba tanto la cultura maya que sus tres negocios tenían alegorías de Chichén Itzá. En el restaurante El Internacional, ubicado en la avenida Itzáes tenía una réplica de El Chaac Mol”.

Los restaurantes El Faisán y el Venado, Ciudad Maya y el Internacional forman parte del legado de don Rubén González Aguilar, un hombre que recibió apoyo de una marca cervecera para cumplir su sueño: promover la cultura maya entre los visitantes nacionales y extranjeros que quedaban maravillados por las hermosas estelas de diosas mayas.

Aunque Ciudad Maya está en completo abandono, los majestuosos edificios del Castillo de Chichén Itzá, El Caracol o El Observatorio y el dios Kukulcán siguen en pie, aunque tienen la huella de grafiteros que no respetaron las réplicas de los edificios prehispánicos.

El Cenote Sagrado, que durante la década de los 80s y 90s enmarcó las hermosas coreografías de vedettes cubanas que llegaban directamente de Tropicana, está coronado de hierbas y basura.

Lo que fue la cocina y barra de alimentos y bebidas también tiene réplicas de guerreros y sacerdotes mayas.

Lo grandioso es la fachada de la Ciudad Maya, cuyo estilo Puuc es la réplica de la Casa Colorada, ubicada entre El Caracol y la tumba de un dignatario maya en Chichén Itzá.

El arquitecto de Ciudad Maya pudo crear cada detalle de la fachada que ni la lluvia, el sol o los grafittis han podido deteriorar.

Las columnas, que adornan las réplicas de estelas mayas que hay en Chichén Itzá, son mudo testigo del éxito y apogeo de Ciudad Maya, cuyos propietarios y familiares de don Rubén González Aguilar no quieren hablar del lugar ni de los arquitectos que recrearon a la perfección algunos monumentos de la ciudad de los itzáes.

Show cubanos y los que protagonizaron vedettes de México fueron tan exitosos al recrear sacrificios mayas y otros de grandes luces al estilo Las Vegas, que aún permanece en la memoria de decenas de yucatecos que se encontraban como clientes habituales del lugar.