MÉRIDA, Yucatán, sábado 15/08/20.- Asesino, cínico, mentiroso y drogadicto resultó Darwin Alejandro Ch. E., quien intentó decir que el taxista lo asaltó y que lo golpeó, pero dos testigos lo dejaron callado luego que intentó hacerse a la víctima.
Mientras le daban su último adiós con música de mariachi al taxista José Gabriel M. S., el pescador tabasqueño Darwin Alejandro pretendió alegar ante la juez de control Blanca Beatriz Bonilla González que se defendió de un ataque del chófer, quien pretendía asaltarlo.
La juez Bonilla González no le creyó, pues el sujeto estaba intoxicado con cocaína, en su cartera no tenía ni un peso y el ahora occiso tenía cinco heridas que le privaron de la vida.
El pescador, antes que escuchara los hechos que se le imputan, alegó que le dolían los costados, pues pretendía hacer creer que a él lo había asaltado su víctima, pero cuando oyó los pormenores de los hechos y que había dos testigos, prefirió quedarse callado.
La juez Bonilla González declaró como legal la detención del pescador y lo imputó por el delito de homicidio calificado, para enseguida imponerle la medida cautelar de prisión preventiva oficiosa por todo el tiempo que dure el proceso. La audiencia de vinculación será el martes 18 de agosto, a las 11:30 horas.
En los hechos que se le imputan, se señaló que la noche del martes 11 agosto, el malogrado chófer estaba en el sitio de taxis en el centro de Progreso, a un costado del café “Cordobés”, en espera de clientes.
En eso, Darwin Alejandro se acercó y solicitó un servicio a Chicxulub Puerto, en la zona conocida como la de los antros, cerca de “Cocoteros”.
Sin embargo, cuando llegaron a la calle 29 entre 10 y 12 de Chicxulub, le pidió al chófer que se estacionara cerca de un Oxxo, lo que aprovechó el ahora detenido, quien estaba en la parte posterior del vehículo, para amagarlo con un cuchillo de cocina.
Pero José Gabriel se resistió al atraco y Darwin le clavó el arma en cinco ocasiones: Lo hirió en la frente, en la mejilla derecha, en ambos lados del cuello, cercenándole la tráquea, y lo remató clavándole el arma en el abdomen.
Dos testigos, de nombres Francisco y Ricardo, al pasar por el lugar, vieron que las puertas del vehículo se movían y notaron cuando atacaba al taxista y escucharon que el ahora occiso le reclamaba a su agresor que “lo había chingado”.
Ante el ataque del pescador drogadicto, con una madera impidieron que el agresor bajara del taxi, mientras solicitaban la presencia de los elementos policiacos, que arrestaron al asesino.