VALLADOLID, lunes 06/07/20.- Desde el mes de mayo, las casas de empeño comenzaron hacer su “agosto”, debido a la díficil situación económica, por la pandemia del Covid-19, tiendas a las que acuden decenas de madres y padres de familia a empeñar, alhajas, televisores, estereos y hasta triciclos.

Las casas de empeño fueron de los pocos negocios que no cerraron desde el 30 de marzo, cuando la Secretaría de Salud federal ordenó suspender toda actividad no esencial para contener los contagios de Covid-19.

A seis día de iniciado el mes de julio, cientos de personas ya acudieron a las casas de empeño, como sucedió en una ubicada en la calle 40 entre 41 y 43, en pleno centro de la ciudad, en donde se formó una fila de personas que abarcó más de 100 metros de largo, muchos para empeñar sus prendas de oro, otros para pagar intereses de las prensas empeñadas en lo que va de la emergencia

En algunos casos no se respetó la sana distancia.

Todo el proceso es observado por personal de seguridad y un policía municipal, quien por cierto es asignado al lugar por la corporación como parte de la seguridad del negocio.

Sin embargo, afuera, en cierto momento, la sana distancia 1.5 metros mínimo no es respetado, así que la fila se puede convertir en un centro de contagio.

Lo mismo se observó en una tienda departamental ubicada casi enfrente, donde casi a diario hay largas filas de gente, ya que igual van entrando uno por uno, así que uno tarda en entrar.

CON INFORMACIÓN DE MEGAMEDIA