MÉRIDA, Yucatán, miércoles 22/01/20.- Acostumbrado a hacer trabajo sucio, Orlando Pérez Moguel ahora lo hace para MORENA, con quien el PVEM tiene ahora alianza, en busca de vivir más tiempo del erario mexicano.

“El ‘Centavito’ ahora le hace el trabajo sucio a MORENA, cuando antes se lo hizo al PRI, de modo que es tan impostor como mezquino” indicó un panista ante los ataques de Pérez Moguel contra el gobernador Mauricio Vila.

Apenas hace unos años, en las elecciones de 2015, el “Centavito” le hacía trabajo sucio al PRI y en los municipios en los que el candidato del PAN estaba fuerte él financiaba, con dinero que le daba Rolando Zapata Bello, a candidatos de otros partidos, principalmente del Verde, para dividir el voto y que el PRI tuviera oportunidad de ganar.

En sus pleitos, Carlos Sarabia Barrera afirmaba que Orlando Pérez carece absolutamente de honradez, honestidad y decencia.

El “Centavito”, ex priísta, ex panista, otra vez priísta y hoy además verdeecologista y morenista, se desvive en atacar a Mauricio Vila y al PAN, “motivado” desde lo oscurito por MORENA, y cobijado en el cargo de presidente del Comité Municipal de Mérida, del PVEM.

La historia de este político está manchada de traiciones y de trabajo sucio, desde que hace más de 25 años, cuando los panistas llegaron al Ayuntamiento de Mérida y Pérez Moguel era administrador de la entonces Planta de Composta, y se le permitió quedarse en la administración municipal, donde comenzó una carrera que lo llevó a cargos públicos con la camiseta blanquiazul.

Surgido de la escuela del PRI, partido que ha fundado escuela con su enorme capacidad de acoger, promover y financiar a individuos farisaicos que desarrollan una capacidad patológica para enredar, confrontar y “señalar al otro”, el “Centavito” realiza bien esa función en el PVEM, al servicio de MORENA.

En sus pleitos, Carlos Sarabia dijo de Pérez Moguel: carece absolutamente de los valores de honradez, honestidad y decencia. Al individuo le fascina incluir en sus discursos frases que sabe quieren escuchar los ciudadanos, mientras él piensa y actúa diferente. Tan farisaico, que podríamos, incluso, añadirle otro mote: impostor”.