MÉRIDA, Yucatán, miércoles 27/11/19.- La intolerancia de las feministas crece cada día más y “crucifican” a todo aquel que no piense como ellas, varias de las cuales lucran y buscaron su modus vivendi con “la supuesta ayuda a mujeres”.

 Las manifestaciones pacíficas de Mahatma Gandhi son un clavo ardiente en la conciencia de las feministas que aprovechan para vandalizar, como lo hicieron con el Monumento a la Madre y si la autoridad interviene se hacen a las víctimas.

El lunes fue la marcha 25N (Ninguna Menos) por medio de la cual las feministas exigen que no se mate a ninguna mujer, pero sus detractores, un poco más centrados, les dicen “Para decir ni una más deben dejar de matar a sus hijos en sus vientres”.

Ni con un policía en cada casa se evitará más muertes, de hombres o de mujeres; NADIE puede evitar que sucedan, lo que se evita es la violencia como cultura y forma de actuar.

Las feministas caen en extremos peligrosos: Puedo hacer lo que sea, aunque sea fuera de la ley y vandalizar, y si me aplican la ley me victimizo.

Postura muy peligrosa que pasa por encima la máxima que dice Tu libertad acaba donde comienzan mis derechos.

Ahora hasta se quejan de que hay xenofobia contra ellas, por el hecho de que se dijo que son de otros estados, lo que es obligación de todo comunicador decir: hay que decir el nombre y su lugar de origen, es de “cajón”.