MÉRIDA, Yucatán, jueves 10/10/19.- Luego de burlar en varias ocasiones a la justicia, al fin fue condenado el delincuente reincidiente Ubaldo Cortés Wade, a 6 años 2 meses y 8 días de cárcel por aceptar que robó, junto con tres sujetos más.

El atraco se dio en una maderería de la comisaría Santa María Chi, donde obtuvieron un botín de más de 2.4 millones de pesos y otros objetos.

La juez de control Elsy del Carmen Villanueva Segura también le impuso, por el delito de robo calificado cometido en pandilla, el pago de una pena pecuniaria de 150 días multa, equivalente a 12,673.50 pesos.

También lo condenó al pago de la reparación del daño solidaria y mancomunadamente; lo amonestó públicamente; le prohibió acercarse a la víctima y al establecimiento durante el plazo de un año después de cumplir la pena impuesta; le suspendió sus derechos políticos, y no le concedió beneficios sustitutivos de sanciones.

Claudia Alicia Castro Castro denunció los hechos, que tuvieron lugar el 4 de marzo de este año.

Ubaldo Cortés, junto con dos personas más, entraron a un predio de la calle 35 de la comisaría, destinado al comercio de madera, de donde se apoderaron de 2.4 millones de peso, dos laptop, un DVR y una cámara de vigilancia, para posteriormente retirarse del lugar a bordo de un Ford Figo, que era conducido por un cuarto sujeto.

Sin embargo, este sujeto que tiene amplio historial vandálico y de robos menores en Progreso y Mérida, fue ubicado por sus huellas dactilares.

En primer lugar, el 1 de mayo del 2011 estuvo involucrado en el atraco al restaurante “Los Henequenes”.

En febrero del 2013 fue detenido en el fraccionamiento Chenkú, junto con otro sujeto, cuando tenían en su poder armas de tipo “gotcha”, que sustrajeron de una tienda especializada en la venta y renta de esos artículos.

En octubre del 2017 entró, junto con otros sujetos más, a las notarías 1 y 51, ubicadas en un mismo edificio en la colonia García Ginerés.

Luego, en enero del 2018, los notarios se dieron por reparados de este robo, al recibir 41 mil pesos.

El doctor Róger Mézquita Leana también lo acusó de robo calificado cometido en pandilla, en su farmacia del Centro, delito considerado grave y por el que por ley no tenía derecho a estar en libertad, pero estaba en la calle con ciertas restricciones.

Prácticamente obligado, por el juez, como les hacen a las víctimas, mediante un acuerdo reparatorio, el doctor Mézquita Leana tuvo que perdonar a los delincuentes José Rosendo May Noh, René de Jesús Chin Ramírez y Ubaldo Cortés, que ya había sido beneficiado con otro procedimiento igual por robar en un par de notarías.